El mundo del golf en Estados Unidos se hace eco hoy del anuncio de la retirada de Severiano Ballesteros. Todos coinciden en señalar que el juego del santanderino ya no es lo que era, pero recuerdan bien lo que fue. Le recuerdan como un español carismático, uno de los mejores de la historia del golf capaz de producir los golpes más extraordinarios. Dicen que en esta decisión de retirarse, su cabeza ganó por primera vez a su gran corazón …
Nick Faldo le recuerda por "su pasión, su carisma, su energía, su determinación … era excelente a nivel individual y en equipo, como en la Ryder Cup".
Los analistas del tour americano lo recuerdan sobre todo por su personalidad, intensa y energética; por su liderazgo en los Europa-USA de la Ryder Cup, competición que dominó de 1983 a 1993; y sobre todo por su juego, irregular y atrevido, pero siempre extraordinario. Algunos le llaman el Houdini del golf, capaz de escapar de las situaciones más desesperadas. Como botón de muestra está el inolvidable hoyo 16 del Royal Lytham, donde se vio obligado dar un golpe desde el aparcamiento tras una salida desviada. La bola quedó a dos metros y medio de la bandera y le valió el birdie que supuso su primer British Open en 1979.
Los hay que piensan que después de cinco grandes –tres British Open y dos Masters–, 87 victorias en torneos de todo el mundo y nueve Ryder Cups, el jugador más espectacular que ha dado Europa no debía despedirse en una tienda de campaña habilitada para la prensa en las frías tierras de Escocia, sólo dos meses después de dar su último golpe con enfadado y asco.
Otros pensamos que hay un cierto romanticismo en su vuelta al campo de batalla donde vivió tantos días de gloria, ese British Open que tan bien supo jugar, para decir … hasta aquí hemos llegado.