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Jon Rahm deja su sello con una gran vuelta en Pebble Beach y se mete en la pelea por todo en el torneo

Como marcar un hat-trick en San Mamés

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Pebble Beach es al golf de Estados Unidos lo que San Mamés al Athletic Club. Es la catedral. El santuario. Nada puede motivar más a un extraordinario golfista y, por supuesto, acérrimo seguidor rojiblanco, que jugar en Pebble Beach. Lo que Jon Rahm (-4) hizo ayer en la segunda ronda del AT&T Pebble Beach Pro Am fue como marcar un hat-trick en San Mamés.

Era su primera ronda oficial en un torneo del PGA Tour en Pebble Beach y no crean que el joven golfista de Barrika se dejó impresionar. Para nada. Al revés. Salió a jugar con el cuchillo entre los dientes, mirando a los ojos al bello recorrido de California y dispuesto a remontar posiciones en la clasificación y pedir la palabra en el torneo. Y así fue. No tardó en dejar su marca, la marca de león obviamente.

En el hoyo 2 ya hizo su primer birdie al embocar un putt de metro y medio y puso en marcha la exhibición. Hizo otro en el 3, y uno más en el 4, otro en el 5, y en el 6 y remató con un tiro sideral en el 7, uno de los hoyos emblemáticos de Pebble Beach. Dejaba dado su sexto birdie consecutivo. Como marcar un hat-trick en San Mamés. Mientras, el presidente de Taylormade y compañero amateur de Rahm en el torneo, chocaba con alegría su puño con el de Jon mientras pensaba: «este es mi chico».

Rahm ya había dejado su sello en Pebble Beach (cazó los once primeros greenes y quince en el total de su vuelta). Por suerte, está acostumbrando al golf español a este tipo de cosas extraordinarias. Él llega y lo hace con aparente naturalidad. Porque Jon es así. Su racha de seis birdies seguidos en Pebble Beach es la segunda mejor en este campo en los últimos 25 años tras los ocho consecutivos que hizo Davis Love III en 2001.

La producción se detuvo aquí. El torneo se enrareció. La niebla se echó sobre el recorrido y hubo que parar alrededor de media hora con los jugadores esperando en el campo. A Jon le tocó en el tee del hoyo 10 el retraso. El parón frenó también al golfista vasco. No hizo ningún birdie más, pero sólo cometió un bogey. Se le escapó un putt de par de metro y medio.

Sin embargo, la vuelta ya estaba hecha. Entregó una tarjeta de 67 golpes y subió más de cuarenta puestos en la clasificación del torneo. Se ha metido en la pelea por la victoria con 36 hoyos por delante. Hoy jugará en Monterey Peninsula.

Ayer fue un día de grandes ataques en el torneo más popular del año en el PGA Tour. O mejor dicho, de ataques grandes. Jordan Spieth (-10) tomó el mando del torneo con una ronda superlativa en Spyglass de siete bajo par. Está empatado con Derek Fathauer, a quien todavía le faltaba por jugar el hoyo 9 de Pebble Beach. Si espectacular es lo que hizo Rahm, qué decir de la vuelta de Fathauer. A falta de uno por jugar marchaba ocho menos en el día.

El otro gran ataque lo estaba produciendo Jason Day (-9) en Spyglass. El Número 1 del mundo se había metido a un golpe de la cabeza tras colocarse siete menos en doce hoyos. Ahí se quedó por culpa de la niebla que obligó a suspender la jornada con muchos partidos aún en el campo. Extraño sería que no viéramos a Day en lo alto de la clasificación cuando se complete la ronda.

Tampoco pudo acabar Gonzalo Fernández Castaño (+5). El golfista madrileño estaba sufriendo en Monterey Peninsula. Arrancó mal, con dos bogeys y un doble bogey en los seis primeros hoyos, se recuperó con dos birdies en el 10 y 11, pero volvió a tropezar con un doble bogey en el 15. Aún le quedan tres hoyos para acabar su jornada. Necesitará un gran sábado de golf para pasar el corte, situado provisionalmente en el PAR. Consulta aquí los resultados del torneo en directo.