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Danny Lee rompe el driver de Viktor Hovland en el campo de prácticas

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Viktor Hovland © Golffile | Scott Halleran
Viktor Hovland © Golffile | Scott Halleran

Aunque no acapara portadas como Bryson DeChambeau, hay un jugador tan involucrado o más que el californiano en la búsqueda del swing más veloz y potente que permita alcanzar grandes distancias en el PGA Tour. Se trata del neozelandés Danny Lee, que trabaja desde hace dos años en su balanceo para encontrar la fórmula de superar a sus competidores. Aunque este miércoles su descomunal pegada se le fue de las manos…

Durante una sesión de prácticas en la previa del World Wide Technology Championship al Mayakoba, en el club de golf El Camaleón de Playa del Carmen, en México, su violento swing llamó la atención del campeón defensor del torneo, el noruego Viktor Hovland, que se acercó a Lee para hacerle una pregunta: «¿Crees que ganarías velocidad de bola usando mi driver, que es una pulgada más largo que el tuyo?».

La duda ofende, debió pensar Danny Lee, que aceptó el reto recibiendo de manos de Hovland su palo. Y el golpe, como se esperaba, fue tremendo… pero con consecuencias imprevisibles. En su retroceso, el driver de Hovland se rompió en varios trozos. «No sé dónde ni cómo lo rompió», reconoció el noruego después. «Sólo mire hacia arriba después de su golpe y vi que el palo quedaba hecho pedazos», añadió.

Lee, lógicamente, no sabía dónde meterse. Pero pronto se dio cuenta de que Hovland no parecía especialmente preocupado. Sí lo estaba el caddie del noruego, que no tenía un driver de repuesto en México, donde no hay camiones de equipamiento esta semana. Y por si fuera poco, el golpe sirvió de poco porque Lee no aumentó su velocidad de golpeo, que se quedó en 177 millas por hora, lejos de las 185 que había alcanzado justo antes con su driver.

Pero afortunadamente llegó a escena James Hahn, al rescate, que contaba en su bolsa con un driver de especificaciones bastante parecidas a las que usa Hovland. Y como se pudo comprobar en la primera ronda, en jugadores de este nivel, el material no parece marcar grandes diferencias… El noruego, con su nuevo palo, sólo falló dos calles en todo el jueves (y ninguna de ellas fue con el driver) para firmar una tarjeta de 67 golpes.

«El driver es algo diferente, un poco más corto, pero siendo sinceros, creo que me ayudó. Seguramente me quedé a unas 10 yardas de mi distancia habitual, pero con la sensación de que podía pegarle a la bola más baja y más recta. Así que le pegué bien», reconoció. Un buen final y una reacción de campeón de Viktor evitando entrar en ‘modo pánico’ ante un hilarante episodio en el campo de prácticas de Mayakoba.