Hasta hace apenas un mes, Jason Dufner era un excelente jugador con la etiqueta de perdedor adosada a la bolsa. Hoy, Dufner es un matador…
No sólo porque ayer conquistó el HP Byron Nelson, su segundo triunfo en apenas cuatro semanas, sino porque lo hizo embocando un putt de birdie de más de ocho metros en el hoyo 18. Al más puro estilo Tiger. Así es el deporte. De un día para otro se enciende un interruptor en el cerebro de un jugador y su vida cambia. De eso hablaba ayer, precisamente, Rafa Cabrera Bello. Lo que antes eran tiros al palo, bolas lamiendo hoyos y palmaditas en la espalda de ánimo, se convierte en putt metidos por todo el centro, mirada afilada e instinto asesino.
¿Tanto ha cambiado Dufner desde hace un mes? Evidentemente, no. Se trata de una sencilla cuestión de confianza, tan fácil de exponer como difícil de conseguir cuando cada días te enfrentas a más de 150 jugadores.
Dufner ha dado ese salto. La cara de perdedor que nos dejó en el pasado PGA Championship tras caer en el desempate frente a Keegan Bradley, es ahora la pose de un jugador fiable, duro, consistente y rematador. Ha liderado un tercio de las últimas 32 vueltas que ha jugado en el PGA Tour y se ha colocado en el primer puesto dela FedEXCuppor delante de Hunter Mahan.
Dufner se impuso en el Byron Nelson con un golpe de ventaja sobre Dicky Pride y dos sobre Joe Durant, Jonas Blixt y Marc Leishman.
