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Doce aspirantes y un solo favorito

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ImagePrecioso. Apasionante. Impredecible. Cardíaco… Pongan ustedes el adjetivo que quieran a este US Open porque lo que nos espera para la última jornada es de auténtico infarto.

El día del movimiento nos dejó a un Aaron Baddeley (+2) que ayer se disfrazó de Paul Casey, aunque no fue tan brillante; a un Tiger Woods (+4) que ya está donde quiere; a unos Paul Casey y Justin Rose (+5) que son la gran esperanza europea para acabar con más de treinta años de sequía en este 'grande'…

A un Stephen Ames (+5) que las mata callando y que está ahí; a un Bubba Watson (+5) que mantuvo el tipo; a un Jim Furyk (+6) que nadie sabe muy bien cómo, pero que se ha colado entre los primeros; a un Ángel Cabrera (+6) que sufrió, pero que mañana con menos presión será peligroso; a un Steve Striker (+6) que mantiene su idilio con el US Open y que ayer firmó la mejor tarjeta del día con -2 y hasta a un Vijay Singh (+8) que se ha puesto a tiro de piedra… Total, hasta 13 jugadores, separados por tan sólo seis golpes, optan a la victoria final en Oakmont.

La tercera jornada fue muy movida. Hasta tres jugadores diferentes ostentaron en algún momento el liderato: Ángel Cabrera, Bubba Watson y Aaron Baddeley. El joven talento australiano fue el gran protagonista del día. Acabó la jornada al par y se encuentra líder con +2 y dos golpes de ventaja sobre Tiger Woods. El 'aussie' llegó a estar con +1, pero sendos bogeys en el 15 y en el 16 recortaron su renta, pese a que lo arregló con un birdie en el infernal hoyo 18. Baddeley es un extraordinario jugador. Contemporáneo de Adam Scott, siempre ha estado a su sombra, pero tiene juego suficiente para ganar el US Open. Fue el mejor pateador del circuito americano la pasada temporada y eso, en Oakmont, es una garantía. ¿Su principal problema? Que el chico que sale a su lado en el partido estelar es un tal Tiger.

El putt fue lo único que impidió que Tiger Woods dejara ayer prácticamente sentenciado el US Open. Y no porque pateara mal, ni mucho menos, sino por esa especie de fuerza extraña que aparece en ocasiones y que empuja a la bola a pasar a escasos centímetros del agujero en lugar de meterse en él. Tiger ofreció una lección de golf. Tiró de repertorio, anduvo fino, manejó todos los palos. Estuvo excelso desde el tee y mejor aún desde la calle. El número uno del mundo sabe que el US Open, al menos aquí en Oakmont, se gana, fundamentalmente, desde el tee y ayer jugó con mimo todos estos golpes, ya fuera con el driver o con los hierros. Sólo falló un drive, en el 18, y le costó el único bogey de la vuelta. Cogió prácticamente todas las calles y 17 de 18 greenes en regulación, lo cual puede ser un nuevo record en Oakmont o en el US Open. Pues jugando así, el mejor jugador del mundo sólo fue capaz de restarle un golpe al campo. Imagínense cómo se las gasta este recorrido de Pittsburgh. Sí, por eso lo llaman el infierno. Esta vuelta de -1 permitió a Tiger terminar con +4 y salir el domingo en el partido estelar, lo que más le gusta al norteamericano. Si repite mañana la actuación de hoy, ya pueden empezar a temblar todos los rivales.

A los españoles les tocó jornada de sufrimiento, como a casi todos. Pablo Martín Benavides peleó como un jabato. Ayer demostró que no tira la toalla fácilmente. El malagueño tuvo un comienzo muy difícil. Firmó cuatro bogeys y un doble bogey en los primeros siete hoyos…

 

En esta misma situación muchos se habría hundido, pero Pablo sacó la raza y a partir del hoyo 7, es decir, en los últimos doce, forjó un brillante resultado de +1, incluidos cuatro birdies; una marca que ayer sólo fue capaz de superar el líder Baddeley y que igualaron Paul Casey, Steve Striker, Jim Furyk, Vijay Singh, Niclas Fasth, Stuart Appleby, Hunter Mahan, George McNeill y Nick O'Hern… Casi nada. Su juego no está pasando desapercibido para los norteamericanos y eso se nota en que cada vez le dedican más minutos de televisión. Al final, el español acabó con +7 en el día para un total de +14. Ocupa el puesto 40º y todo lo que haga el domingo será una bendición.

José María Olazábal firmó +8 en el día para un total de +16. Aseguraba antes de empezar el US Open que no estaba contento con su juego, que no andaba fino y mucho ha hecho en esas circunstancias. Ayer pasó las mismas fatigas de los dos primeros días en el juego de tee a green, pero además, en el putt no estuvo tan brillante como jueves y viernes. De ahí que el resultado fuera engordando a medida que avanzaba la vuelta. El español está situado en el puesto 50º.