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D. J. ha ganado el Tour Championship, tras entregar una tarjeta de 68 golpes en la última jornada en el East Lake Golf Club

Era casi ridículo que Dustin Johnson aún no hubiese ganado una Fedex Cup

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Dustin Johnson posa con el trofeo de campeón de la FedEx Cup.
Dustin Johnson posa con el trofeo de campeón de la FedEx Cup.

En este mundo loco del golf de alta competición no terminaban de cuadrar dos cosas, seguramente entre otras muchas. Una de ellas era que Dustin Johnson aún no hubiese ganado una Fedex Cup, teniendo en cuenta que es el jugador con más triunfos en el PGA Tour desde 2008 (la Fedex Cup arrancaba en 2007) y, asimismo, con más victorias también en los playoffs de la propia Fedex Cup. La otra es que este jugador aún no sea múltiple ganador de ‘majors’. En fin, es bien sabido que el don de la oportunidad no es virtud que adorne al bigardo de Carolina del Sur. Eso va a ser.

Schauffele habría arrasado sin hándicap y se lleva el botín del ranking mundial

No obstante, el primero de los dos sinsentidos ha quedado al fin resuelto, pues D. J. ha ganado el Tour Championship con un acumulado de -21 (partiendo de su -10 inicial), tras entregar una tarjeta de 68 golpes en la última jornada y con tres golpes de ventaja sobre Xander Schauffele y Justin Thomas y cuatro sobre Jon Rahm.

El segundo bien podría resolverse también antes del final de este 2020 desbaratado por el maldito coronavirus, pues quedan por delante dos apasionantes Grandes, US Open y Masters, y no queda más remedio que señalar a este jugador como principal favorito allá donde juegue ahora mismo.

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Es verdad que en 2020, antes de sumar tres victorias en apenas mes y medio (Travelers, Northern Trust y este Tour Championship), se había mostrado demasiado fallón desde el tee para lo que son sus estándares habituales, pero en líneas generales hay una regla de tres que no suele fallar: cuando Dustin Johnson patea medianamente decente ya es candidato al triunfo; y cuando lo hace bien, sencillamente gana.

Hoy, en el legendario East Lake Golf Club de Atlanta, a pesar de la amplia ventaja con la que partía en la última ronda, todavía se colaba un último pico de emoción para cerrar la temporada del PGA Tour. D. J. había comenzado al trote con tres birdies tempraneros que despejaban la senda, pero acto seguido se complicaba la vida con errores y sus correspondientes bogeys en los hoyos 7 y 8, que bien podían haber sido tres seguidos de no haber embocado un putt de casi dos metros para salvar el par en el 9…

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Las cosas de Johnson. Tan pronto se te aparece como un auténtico dios del golf como te enseña sin pudor ni previo aviso una gruesa fisura en la armadura. De todos modos, tras unos minutos de zozobra en los que parecía que Schauffele y Thomas, sobre todo, y Jon desde una segunda línea, podían darle caza, Dustin tiraba las llaves del candado al mar tras embocar un violento puro de más de seis metros para salvar el par en el hoyo 13.

Schauffele, por cierto, ha sido el mejor esta semana en la casa de Bobby Jones, con un parcial de -15 en las cuatro rondas, registro muy superior al -12 de Scheffler y al -11 de Johnson y Thomas, pero el invento del ‘hándicap’ en este torneo final, estrenado el año pasado y según el cual el número 1 de la Fedex parte con un acumulado de -10 y una ventaja en progresión respecto al resto de finalistas, se consolida como una fórmula convincente. Queda demostrado que hay margen para que un iluminado venga desde atrás y pueda llevarse los quince millones de dólares, como ha sido el caso de Schauffele, que partía con una desventaja de siete golpes respecto a D. J., y parece justo que el mejor hasta esa última cita, así como sus inmediatos perseguidores, dispongan de alguna prebenda.

Rahm se queda a media vuelta de un eagle antológico en el hoyo 13

Jon Rahm, por su parte, se lleva tres kilitos a casa, los que corresponden al cuarto clasificado en la Fedex Cup, y supera su mejor posición hasta la fecha (fue quinto en 2017). Es verdad que llegaba a Atlanta como número 2 de la Fedex, pero nada puede objetarse a su ímprobo esfuerzo. Además, ha sido protagonista en esta semana final e incluso hoy ha estado más cerca de la campanada de lo que pudiera parecer. Un doble bogey en el hoyo 4 prácticamente lo dejaba sin ninguna opción, pero respondía con una serie letal de birdie-eagle en los hoyos 5 y 6 sólo al alcance de los grandes campeones. Seguía estando lejos, pero con Jon Rahm por medio y unos cuantos hoyos por jugar nunca es mala idea mantenerlo dentro de la ecuación ganadora…

Arenas movedizas para Jon Rahm en el hoyo 4 de East Lake

El tramo que va del hoyo 9 al 11 iba a resultar decisivo, puesto que erraba dos buenas opciones de birdie desde tres metros y otro putt de algo más de un metro para salvar el par. Demasiadas concesiones cuando se viene remontando. De todos modos, aún estaba a punto de embocar para eagle en el 13 desde más de cien metros (la bola se quedaba a una pulgada del hoyo: 2,54 centímetros), y también desde la arena para birdie en el 16. Todavía pateaba para eagle en el postrero 18, apurando hasta el último sorbo y alguna remota (o remotísima) oportunidad de victoria.

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A pesar de aquella segunda jornada aciaga (74 golpes), que ahora se confirma como un lastre excesivo y decisivo en su intento por ganar, hay que señalar que Jon ha firmado al final el sexto mejor resultado puro (sin el hándicap) del torneo, sólo por detrás de Schauffele, Scheffler, Johnson, Thomas y Hatton. De nuevo ahí arriba, dando bocados y abriéndose paso a golpe de talento y determinación. Siguiente parada, el US Open de Winged Foot la próxima semana. Como para perdérselo.

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