Inicio Grandes Circuitos PGA Tour El ‘caso Stanley’ se estudiará en los manuales de psicología del deporte

El ‘caso Stanley’ se estudiará en los manuales de psicología del deporte

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Una vez más la realidad supera con creces a la ficción…

Uno lo ve y aún no lo cree. Se resiste. Pero sí, señores. Aún quedan historias extraordinarias en el deporte. Ayer ocurrió una en la ronda final del Waste Management Phoenix Open.

Spencer Levin salió a jugar la última vuelta del bullicioso torneo de Arizona con seis golpes de ventaja sobre el segundo clasificado. Colchón de seguridad. Una renta amplia para manejarla con tranquilidad durante 18 hoyos. Nunca ha sido fácil precintar una victoria. Mucho menos si se trata de la primera en un circuito como el americano. Sin embargo, con una renta de este calibre todo se antoja más asequible.

En el antepenúltimo partido salía Kyle Stanley, un jugador que apenas siete días antes había inscrito su nombre en la historia negra del golf. Lideraba el Farmers Insurance Open el domingo con cinco golpes de ventaja, pero perdió el torneo en el segundo hoyo de desempate tras lanzar al agua en el hoyo 18 una diferencia de tres golpes. Triple bogey al canto y derrota en el playoff frente a Brandt Snedeker.

Stanley salió ayer a ocho golpes de Levin, exactamente la misma diferencia que tenía él sobre Snedeker hace siete días. Y ganó. Una semana después encontró la redención. La historia dio la vuelta como una tortilla. El deporte le daba una segunda oportunidad y no estaba dispuesto a dejarla escapar. Se impuso en el Phoenix Open con un golpe de ventaja sobre Ben Crane y dos sobre Levin. Las lágrimas de hace siete días se transformaron en una explosión de júbilo.

Pese a todo, en su gesto había una cierta tristeza, una mueca extraña. Stanley, mejor que nadie, sabía por lo que estaba pasando Levin. “Es muy duro que pase algo así. Nunca deseas que esto le pase a otro jugador. Spencer es un fantástico jugador. Sé por lo que estará pasando y me siento realmente mal por él”, explicó. Con lo fácil que habría sido que Stanley hubiera ganado la semana pasada y Levin ayer. Y todos tan contentos… Buenos, todos no. Seguro que Snedeker tendría algo que objetar.

El caso de Kyle Stanley se tendrá que estudiar en todos los manuales de psicología del deporte que se precien. Lo que ha hecho este joven talento de 24 años que revienta la bola desde el tee es algo único. Recuperarse tan rápido de un mazazo tan brutal como el que recibió siete días antes demuestra una fortaleza mental a prueba de bombas. Este chico está preparado para todo.

Es cierto que Levin dejó escapar el torneo con una mediocre ronda final de 75 golpes, pero no es menos cierto que Stanley ganó estableciendo la tercera mejor tarjeta del día (65). Se ganó a pulso la victoria. Más que nunca se puede decir que nadie regaló nada a este chico formado en la universidad de Clemson.

Levin cavó su tumba en el hoyo 15. Su salida se marchó al desierto de Arizona, junto a uno de los cactus que adornan el recorrido del TPC de Scottsdale. Apenas pudo sacarla a calle. Después trató de llegar al green con un hierro 5, pero se marchó al agua. Otra vez un par 5. Otra vez un lago. Doble bogey mortal.

Al menos, le queda un consuelo. “Esto demuestra que Stanley es un jugador brutal y también que uno se puede recuperar de algo así. Yo creo que podré”, sentenció Levin.

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