Ocurrió el viernes por la mañana, mientras Patrick Cantlay estaba comiendo en el Players Lounge del Memorial Tournament. Se le acercó Jack Nicklaus, le tocó en el hombro y le dijo unas palabras que seguramente valen más de la mitad del trofeo que Cantlay levantó el domingo.
La relación entre ambos es muy especial. En el fondo, Nicklaus siempre dice que todos los chicos que han ganado el Jack Nicklaus Award al mejor universitario del año son como sus hijos. Cantlay se lo llevó en 2011 y desde entonces han tenido más de una y dos conversaciones. Hace unos años, por ejemplo, Patrick fue a la casa de Nicklaus y estuvieron charlando durante una hora y media sobre la mejor estrategia de juego en Muifield Village. Que nadie dude de que la victoria del domingo también tiene mucho de aquella conversación. Poder sentarte con Nicklaus y hablar durante dos horas es un lujo que el ‘Oso Dorado’ nunca niega a un jugador, sea quien sea y se llame como se llame. Es parte de su grandeza y de su enorme legado profesional y personal.
Patrick Cantlay cierra su particular círculo dorado con Nicklaus
El propio Cantlay desvelaba la conversación ayer mismo poco después de levantar el trofeo. «Estaba allí almorzando, me agarró a un lado y me dijo: tienes que salir ahí fuera y pasar un buen rato. Mira a tu alrededor cuando estés en el campo. Mira a todas las personas que lo están pasando muy bien. Necesitas pasar un buen rato y darte cuenta de que es por eso que estás aquí, te relajas, te diviertes y ganas el torneo de golf”, contó Cantlay.
What’s better than walking off a winner?
Getting congratulated by @JackNicklaus.
An emotional victory for both of them. 🏆#LiveUnderPar pic.twitter.com/DKV3FXQrxi
— PGA TOUR (@PGATOUR) 2 de junio de 2019
«Estaba allí almorzando, me agarró a un lado y me dijo: tienes que salir ahí fuera y pasar un buen rato. Mira a tu alrededor cuando estés en el campo. Mira a todas las personas que lo están pasando muy bien»
Este consejo tiene su intrahistoria. Nicklaus tuvo el valor de decírselo porque en cierto modo se reconoce en él. «Me recuerda mucho a mí», dijo. “Estoy tan metido en lo que estoy haciendo que me olvido de todo lo que está pasando a mi alrededor. Y a veces me siento allí con los jugadores y les digo, ya saben, si puedo ayudarlos, avisen, tal vez les ayude. Y si lo hizo, si le sirvió, eso es genial. Si no fue así, no pasa nada, de todos modos ganó un torneo de golf”, explicó.
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Pero en este caso sí que ayudó y mucho… “Sin duda, es lo me dije a mí mismo en los últimos nueve hoyos. Me tranquilizó un poco más, y conseguí pegar muchos golpes de muy buena calidad incluso siendo líder y llegando al final”. Logró disfrutar y ganó.
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Y es que Cantlay admite que le cuesta transmitir alegría cuando está en el campo de golf. “Entiendo que esa es mi mirada, mi manera de ser. Estaba caminando esta mañana y alguien dijo: ‘no puede ser tan malo, ¿verdad?’ Me lo dijo por la cara de seriedad que llevaba y yo ni siquiera me estaba dando cuenta de que es la mirada de mi cara. Estaba de buen humor esta mañana”, señaló en risas. Y añadió: “Intento ser natural. Así que intento ser como soy todo el tiempo. Y así es como estoy todo el tiempo. Serio”, señaló mientras se encogía de hombros.
