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El lado bueno de las cosas

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Gonzalo encara en el top ten las dos últimas rondas en Quebec tras marcar otro -3 en su tarjeta

Crispado, como los atletas cuando se atrancan en la recta final o como los ciclistas que no van y saben que no van desde el inicio de una etapa.

Así ha estado Gonzalo Fernández Castaño (-6) durante toda su temporada de estreno en el PGA Tour. Pero es ahora, en este momento, como le ocurre a Bradley Cooper en ‘El lado bueno de las cosas’ cuando encuentra un motivo (Jennifer Lawrence es un gran motivo) para olvidar el pasado y ver el presente y el futuro con otro tono más claro.

El golfista madrileño quiere huir de esa crispación que lo tiene atenazado e impide que consiga resultados óptimos en su aventura yanqui. Y es en la vecina Canadá donde ha hallado ese sosiego necesario para que el vuelo de la bola golpeada con sus hierros, previamente dibujados en su mente, cumplan el recorrido pensado con tino. Total, como él mismo sabe, lo peor que le puede pasar es volver a Europa, a casa. Descargada la pesada mochila de varias pesadísimas losas, el juego fluye.

El español, que no ha estado entre los 25 mejores este año al final de ningún torneo, afrontará las dos rondas finales no simplemente con el corte superado, sino dentro del top ten, noveno, una situación de privilegio a cuatro golpes de los colíderes, Jim Furyk y Tim Petrovic (-10). Nadie quiere vender la piel del oso antes de cazarlo, igual que nadie puede adivinar en qué puesto acabará Gonzalo con 36 hoyos por delante, pero las sensaciones son otras…

Al Royal Montreal GC se le pueden hacer birdies y el español le birló siete golpes (2, 7, 10, 11, 12, 14 y 17) al campo de Quebec. También penaliza cualquier error. Cometió dos bogeys en los primeros nueve que no habrían sido tan dolorosos si no hubiera caído un doble bogey en el 16 cuando el madrileño iba camino de acabar el segundo día en la tercera plaza con ocho menos, justo tras Furyk y Petrovic. Saldrá un poquito más atrás, pero la fuerza del cambio está en el coco y Gonzalo parece que se ha grabado a fuego en este RBC Canadian Open que si juega tranquilo, sin presionarse, todo va más o menos bien. Haber pasado por estos meses de incertidumbre también deben haber ayudado a ver el lado bueno de las cosas. Resultados.