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El PGA Tour hará tests a todos los jugadores en los torneos

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El PGA Tour está elaborando un plan sanitario y de seguridad muy exhaustivo con el objetivo de que el regreso a la competición se realice con todas las garantías posibles. Ten Golf ha tenido acceso a él. Son conscientes de que está forzando la máquina con su intención de volver a los torneos en junio, pero confían en poder llevarlo a cabo con este protocolo de emergencia.

Antes de explicar los detalles de esta planificación, que pasan entre otras cosas por jugar sin público y haciendo tests a todos, conviene matizar un aspecto importante respecto al regreso. Ni el propio PGA Tour se atreve a garantizar al ciento por ciento a sus jugadores que se podrá jugar el Charles Schwab Challenge del 11 al 14 de junio. Están convencidos de que podrán hacerlo, pero avisan a los golfistas que podría haber marcha atrás si así lo dictaminan las autoridades.

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En caso de que finalmente se pueda jugar, los torneos van a tener unas restricciones muy importantes. Se van a parecer muy poco a una semana normal del Tour. Así, al menos, han informado a sus miembros. Para empezar queda claro que los cuatro primeros torneos programados para el regreso (Charles Schwab Challenge en Texas, RBC Heritage en Hilton Head, Travelers Championship en Connecticut y Rocket Mortgage Classic en Detroit) se van a jugar sin público y con el personal imprescindible.

Esto significa que habrá jugadores, caddies, árbitros, los miembros de la organización justos y necesarios, los equipos de televisión para la retransmisión, periodistas y marcadores que ayuden a llevar los resultados a todas las plataformas de comunicación y televisiones. Punto. En principio, se le ha dicho a los jugadores que no habrá nadie más. Salvo marcha atrás en los próximos días, ni las familias de los golfistas ni los mánagers, ni los entrenadores, fisios y demás miembros de los equipos estarán presentes en estos cuatro primeros torneos. Al menos, en líneas generales, salvo que haya petición expresa de algún jugador que sea atendida por el PGA Tour.

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En principio, la relación entre los jugadores y caddies va a ser bastante parecida a la habitual, aunque el circuito ha dejado claro a los golfistas que se obligará a mantener la distancia de seguridad, por lo que será curioso de ver por televisión. Harán un trabajo en equipo, pero siempre con la distancia pertinente entre ellos. No veremos, por ejemplo, felicitaciones después de un gran golpe o el clásico estrechamiento de manos entre los jugadores en el tee del 1 y en el green del hoyo 18. Esto estará prohibido.

Se van a añadir otras medidas de precaución. Los torneos del PGA Tour se desarrollarán de una manera similar a como están jugando los amateurs en Estados Unidos ahora mismo. Es decir, sin rastrillar los búnkers o tocar las banderas. También se está buscando un sistema alternativo a la tarjeta para llevar los resultados o utilizar la tarjeta de la manera más aséptica posible.

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La medida más visible y potente serán los tests. El Tour le ha dicho a los jugadores que se harán pruebas a todos en los torneos y probablemente se les obligará a realizarse uno por cuenta propia antes de salir de sus casas para emprender el viaje. Se confía en que en las próximas semanas los tests de respuesta rápida estén aún más desarrollados y haya más en el mercado. El PGA Tour hará acopio  y los pondrá a disposición de todas las personas involucradas en el torneo. Lo que no han aclarado aún es que ocurrirá en caso de que algún jugador o caddie dé positivo en las pruebas. Parece imposible que ese torneo pueda seguir adelante, pero por ahora no confirman una decisión tan drástica. También se van a tomar medidas en cuanto a los hoteles. Seguramente, habrá unos designados obligatorios que deberán utilizar todos los presentes en el torneo.

En cuanto al desarrollo de la temporada, el PGA Tour quiere terminar el año como sea. Aseguran que si se juega lo que ahora mismo está previsto se consideraría un año «creíble» (se disputarían 36 de los 49 torneos previstos inicialmente, tres cuartos de temporada) y se le daría validez al campeón de la FedEx Cup. Eso sí, aseguran que ningún jugador con tarjeta en vigor perderá la categoría para el próximo año. Aquellos que terminen más allá del puesto 125 podrán jugar el año que viene de una y otra manera. Seguramente tendrán menos oportunidad, pero algunas tendrán para salvar el próximo año. Esto, sin duda, es una tranquilidad para todos.

Lo que sí va a cambiar es la manera de puntuar los dos primeros playoffs de la FedEx Cup. El año pasado cada uno de estos torneos contaba cuatro veces más que uno regular y este año se va a dejar en tres, para que la diferencia a favor de la post-temporada no sea tan grande.

El PGA Tour ha dejado claro que no habrá un tratamiento especial con los jugadores que no quieren participar en estos torneos por miedo a un posible contagio o por la razón que sea. Si no quieren jugar, allá ellos. Han comparado esta situación con los torneos que se jugaron después del atentado del 11 de septiembre en Nueva York. Muchos jugadores se negaron a jugar las semanas siguientes y no hubo ningún trato de favor.

Otra de las preocupaciones del Tour son los golfistas no estadounidenses. Viven fuera de su territorio un total de 25 jugadores y 35 caddies. En este sentido, aún no han tomado una decisión. Se intentará que les dejen viajar con tiempo para poder afrontar los torneos y si no fuera posible más adelante tomarán una determinación al respecto. Habrá que ver cómo están las restricciones en el mes de junio.

Por último, las retransmisiones de televisión van a ser diferentes. Obviamente, los medios a disposición de las productores van a ser mucho menores. «Tocará ser imaginativos y apostar por algunas cosas que no se hayan hecho hasta ahora», aseguran. Serán creativos y es posible que se implante alguna fórmula que sirva para el futuro. En cualquier caso, los aficionados verán el golf de una manera algo diferente.