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El soldado Hatton gana la guerra de Bay Hill

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Tyrrell Hatton posa con el trofeo del Arnold Palmer Invitational.

Tyrrell Hatton ha ganado el Arnold Palmer Invitational y ya se puede morir tranquilo. Al menos, claro, en el baremo de medidas que utiliza Paul Azinger. El inglés ha conquistado su primera victoria en el PGA Tour. Qué más se puede pedir… Bueno, seguramente, él, con permiso del comentarista de la NBC, prefiera levantar en el futuro un Grande, incluso aunque sea el Open, y hasta un World Golf Championship…

En fin, dejando las ironías a un lado, Hatton ha cosechado en Bay Hill una victoria enorme, tanto por lo que supone ganar en el circuito americano como por el escenario en el que lo ha hecho. Este torneo se recordará en los anales del PGA Tour durante mucho tiempo. Ha sido una batalla sin cuartel frente a un recorrido majestuoso que se ha comportado como un US Open.

Hay que remontarse al WGC Cadillac Championship de 2014 para encontrar el último resultado de un ganador tan alto (284 golpes, -4). Sólo cuatro jugadores terminaron bajo par el torneo y este domingo de nuevo la media de golpes estuvo por encima de 75 golpes. Sólo en cinco ocasiones en la historia de Bay Hill la media de una jornada ha estado por encima de esta cifra y dos veces ha sido este fin de semana.

Y no crean que ha sido por unas condiciones de juego dantescas, ni mucho menos. Es cierto que ha soplado el viento y ha dificultado el juego, pero no ha sido un vendaval. Se trata fundamentalmente de la preparación del campo: rough alto y denso, greenes y duros y firmes y calles estrechas… Y a sufrir.

Hatton es un soldado que puedes mandar a cualquier trinchera. Siempre sale vivo. Tiene tanta garra y tanto valor que es capaz de derrotar, incluso, a sus propios demonios. Que no es cosa fácil. Dio la sensación de que decía adiós al torneo en el hoyo 11, después de mandar la bola al agua y firmar un cruento doble bogey. Su reacción, infantil y bastante inmadura, cargando contra el lago con una serie de gestos poco edificantes, parecía el principio del fin, pero él está acostumbrado a vivir con ello y se repone con facilidad. Su golf es como su carácter. Volcánico. Sufre, pero al mismo tiempo se alimenta con ello.

Pese al doble bogey se mantuvo en el liderato y se dio cuenta que aún estaba el torneo en su mano. Del resto se encargaron su putter y su fantástico juego corto. Enlazó siete pares consecutivos y fue suficiente para ganar. Sobrevivió a los problemas entre los hoyos 12 y 16, donde el juego no fue precisamente como la seda, pero los hoyos 17 y 18, dos de los más complicados de Bay Hill y cuando más apretaba la soga al cuello, los jugó con una solvencia extraordinaria. En ambos pateó para birdie frente a la presión de Marc Leishman que estaba, y acabó, a un golpe.

La última ronda del Arnold Palmer nos deja otra vez esa versión de Rory McIlroy absolutamente desconcertante. Ha firmado otro gran resultado, ha finalizado quinto, pero de nuevo queda la sensación de que gana mucho menos de lo que debería por su golf. Una vuelta de par este domingo le habría hecho salir al desempate con Hatton y, sin embargo, firmó 76 golpes.

Por cierto, este triunfo le concede a Hatton una exención de tres años en el PGA Tour. Además, Danny Lee, Joel Dahmen y Keith Mitchell consiguen las tres plazas para el Open Championship de Royal St George’s.

Consulta aquí los resultados finales