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El vínculo de Jon con un paciente del Shriners y su increíble historia de superación

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Jon Rahm, abrazándose a Phoenix Small © PGA Tour
Jon Rahm, abrazándose a Phoenix Small © PGA Tour

Phoenix Small, de 14 años, se reunió este miércoles con Joh Rahm durante el pro-am del WM Phoenix Open en el famoso hoyo 16 del TPC Scottsdale, el estadio. Caminaron juntos por el túnel y disfrutaron del impresionante escenario que durante cuatro días al año convierte al golf por momentos en una especie de partido de fútbol. Phoenix, con los ojos bien abiertos, disfrutó de un paseo que se prolongó también a los hoyos 17 y 18.

Además de a sus padres, su hermana, sus médicos y sus amigos, Phoenix, paciente del Shriners Hospital for Children, tiene ahora de su lado al Número 1 del golf mundial, a quien califica como «una bendición». Jon también disfruta de esta amistad. El juego era lento, así que pudieron aprovechar también para hacer entrevistas de radio y televisión juntos. Y el maestro de ceremonias en el tee del 16 anunció a Phoenix como el amuleto de la buena suerte de Rahm.

«Creo que habría estado mucho más nervioso que él», dijo Jon tras su ronda en la que ambos se abrazaron en el green del 15 después de dos horas juntos. «Fue increíble su comportamiento», insistió.

Phoenix es de las afueras de Salt Lake City. Jon, de España, a miles de kilómetros. Pero Shriners los conectó por primera vez por videollamada el pasado otoño porque tenían algo en común: los dos nacieron con un pie zambo, algo que afecta aproximadamente a unos 200.000 niños al año. El de Barrika había desvelado su historia en el libro publicado por Ten-Golf y la contó públicamente el verano pasado. Phoenix, por su parte, nació con los dos pies zambos.

Pero para los médicos de neonatos del Shriners de Salt Lake la principal preocupación era que Phoenix sobreviviera a su infancia, antes de considerar el problema en sus pies…

El chico no se había subido nunca a un avión antes de volar a Arizona para encontrarse con Rahm y, por desgracia, su vuelo sufrió los efectos de las turbulencias. Una comparación bastante cercana a lo que ha sido su vida hasta el momento, que ha requerido de todo el apoyo y la fe de su familia.

Su madre, Chariti, estaba intentando ponerse al día en los asuntos propios de la maternidad cuando a las 18 semanas de embarazo se enteró junto al padre de Phoenix, Shane, que su hijo nacería con los pies zambos. «Fue una noticia devastadora», confesó. «Pero no había forma de saber lo severo que era el problema hasta que pudimos verlo con nuestros propios ojos. Pregunté por todas partes, me estresé y perdí el sueño», recuerda.

Pero en un momento todo cambió. Phoenix nació con una hemorragia en el cerebro y un virus atacando sus pulmones. No podía respirar por sí mismo y sus pies zambos se convirtieron en la menor de las preocupaciones. Los médicos lo intubaron y comenzaron una serie de pruebas mientras su vida pendía de un hilo.

«Esos primeros días fueron agotadores», confiesa Chariti. «Estábamos asustados y cansados, no sabíamos que le iba a deparar el futuro a nuestra familia, que es lo más aterrador que existe, el miedo a lo desconocido», insiste. Dejar a su bebé en el hospital fue «más que difícil». Pero Phoenix mostró sus ganas de vivir empezando a respirar por sí mismo y logrando que su cuerpo empezara a reabsorber la hemorragía. Estabilizándose.

«Rezamos mucho por él», recuerda su madre. «Pero todo lo que pudimos hacer era dejarlo en manos de Dios. Afortunadamente, nuestras oraciones funcionaron y pudo venir a casa dos semanas después. Tenía aún un largo camino por delante, pero mejoró mucho más rápido de lo que los médicos pensaron que lo haría», señala.

El siguiente obstáculo médico era qué hacer con sus pies…

El difunto Ignacio Ponseti, de la isla de Menorca, era famoso en su campo, en el tratamiento del pie zambo. Tradicionalmente, dicho tratamiento implicaba una cirugía invasiva. Eso era lo que estaba disponible cuando Rahm era un niño…

«Estoy cansado de escuchar que la razón por la que tengo un swing corto es porque tengo las caderas apretadas o cosas así», dijo Jon en el Open Championship en julio del año pasado. «Nací con el pie derecho zambo, 90 grados girado hacia dentro y, básicamente, del revés. Hubo que romper prácticamente todos los huesos del tobillo, me enyesaron de rodilla para abajo a los 20 minutos de nacer. Y creo que cada semana tenían que llevarme al hospital para cambiarme la escayola, así que de rodilla para abajo mi pierna derecha no creció al mismo ritmo que la otra. Tengo movilidad limitada en mi tobillo y la pierna es un centímetro y medio más corta», detalló.

Al carecer de estabilidad en su pierna derecha, Rahm sabía que tendría que crear fuerza y consistencia con un backswing corto. Y los resultados demuestran que lo consiguió con creces…

El viejo método de cura se prolongó tal vez más de lo debido. Ponseti, médico en la Guerra Civil española antes de huir del régimen y desarrollar su carrera en la Universidad de Iowa, descubrió que el tejido cicatricial provocaba tirantez y dolor a largo plazo en el pie y el tobillo. Evitando la cirugía masiva y dedicándose a manipular los huesos flexibles del pie y el tobillo en los bebés, un proceso que comparó con tocar el piano, y utilizar después el yeso, los resultados mejoraron.

Al principio nadie se lo tomó en serio hasta que gracias a internet y unos pocos pacientes pioneros comprobaron por sí mismos los beneficios del Método Ponseti, allá por el año 2000. La voz corrió rápidamente y otros médicos empezaron a descubrir dicho tratamiento. Incluida la doctora Kristen Carroll, famosa en Salt Lake. Jefa de personal del Shriners Salt Lake City y profesora de ortopedia de la Universidad de Utah, ha estado desde el principio con Phoenix. Chariti la llama «nuestra súper heroína».

Fue ella quien realizó el yeso al bebé Phoenix y la tenotomía de Aquiles, en la que se corta el tendón, se lleva el pie a una posición neutral y el tendón vuelve a crecer con un tamaño más largo. «No es realmente una cirugía, lo hacemos con anestesia local. Es un procedimiento clínico, pero lógicamente asusta a las familias. Después, aproximadamente el 30% de los niños requerirán de otra intervención futura, y Phoenix fue uno de ellos», explica la doctora.

Phoenix usaba aparatos ortopédicos que tenía que quitarse para bañarse o jugar en la piscina de plástico del patio trasero de su casa. En una ocasión, sorprendió a todos poniéndose de pie y correteando sobre sus tobillos. «Creo que nos dolió verlo a todos los que estábamos allí», recuerda Chariti.

Una cuarta parte de los huesos del cuerpo humano están en los pies, pero no se vuelven visibles en una radiografía hasta que los niños son pequeños. Hasta entonces, la mayoría son de cartílago. El Método Ponseti empuja los pies hacia atrás para ponerlos en su posición correcta, los enyesa y repite el proceso de tres a cinco veces.

El pequeño grupo de médicos que se especializan en el tratamiento del pie zambo saben que es una ciencia, pero también un arte. La doctora Carroll, que había asistido a un curso de Ponseti, lo entendió así.

Phoenix tenía dos años cuando recibió una transferencia de tendón, en la que el tendón tibial anterior se transfiere para compensar el tendón peroneo, que tiene poca potencia en pacientes con pie zambo. Estuvo una semana en el hospital y la intervención fue un éxito. Pero dada la gravedad de su caso, se le programó otra operación más dos años después. Acostumbrada a la batalla después de casi cuatro años, la familia se preparó para un paso más. No era lo ideal, pero otro procedimiento invasivo parecía inevitable.

«El día que nos presentamos para la cirugía la doctora entró en nuestra habitación y dijo: ‘Tengo una idea y si confían en mí, me gustaría probarla en lugar de operar al niño'». Carroll quería corregir las deformidades restantes con manipulación manual, siguiendo el método de Ponseti. Y así fue, justo antes de que Phoenix decidiera vestirse de Frankenstein para la fiesta de Halloween… haciendo el truco o trato con sus yesos puestos.

Hubo algunos baches más en el camino. Cuando le quitaron las escayolas, Phoenix no caminaba. Lo llevaron de regreso a la consulta y la doctora dijo que necesitaba tiempo. Se lo dieron, pero no avanzaba. Y de vuelta al hospital, tras una radiografía en los pies, se desveló el misterio: tenía osteoporosis, una red de pequeñas fracturas. La solución fue un par de botas blandas, de un aspecto inusual, además de fisioterapia.

«Para ser alguien que nació con los dos pies torcidos, ahora lo miras y no te das cuenta», dijo Rahm. «Es asombroso. Es un chico fantástico con una familia extraordinaria y estoy seguro de que tendrá un futuro realmente brillante. Con lo que ha tenido que soportar en los primeros años de su vida… seguro que no se enfrentará a desafíos mucho peores que este», añadió.

El padre de Phoenix, Shane, asegura que nunca perdió la fe en que todo saldría bien. Pero nunca imaginó el papel que tendría el golf en todo esto: «Empecé a jugar hace unos 25 años. La primera vez que salí, terminé con una pierna rota. Fui después del trabajo con unos compañeros y la persona que conducía el buggy giró bruscamente en una cuesta, lo volcó y aterrizó justo en mi pierna», recuerda.

Phoenix tenía unos seis años cuando salió con su padre al campo de golf por primera vez. Se dedicaba a proporcionar bolas para los mulligans. Y tenía unos nueve años cuando empezó a mostrar interés en jugar y recibió un juego de palos como regalo de cumpleaños. Su interés se avivó más aún cuando, como paciente embajadora en un torneo del Salt Lake Shriners, se hizo amigo de Maleah Johnson, que con una pierna ortopédica tras una amputación jugaba en el equipo de golf de su escuela de secundaria.

«Participaron juntos en todos los eventos de golf del hospital hasta el año pasado, cuando ella se fue a la universidad. Ha tenido influencias muy positivas en el juego», señala Shane. Chariti, por su parte, asegura que no sabía que esperar cuando el Número 1 del golf mundial se cruzó en sus vidas. De hecho, nadie podía predecir lo bien que se llevarían Phoenix y Rahm.

«Me hizo feliz por los dos. Jon nunca había conocido a nadie con su mismo problema. Fue divertido ver su reacción. Agradecí mucho a Jon por tomarse tiempo para hablar con Phoenix, fue un acto de clase, es un verdadero embajador del PGA Tour«, insiste el padre de Phoenix.

«Ahora seguimos más el juego. En especial seguimos a Jon Rahm. Creo que se ha ganado muchos nuevos seguidores con esta experiencia y estaremos eternamente agradecidos a él y animándolo. Creo que Jon Rahm es una leyenda en ciernes», sentencia Shane.

Phoenix asegura que nadie en su colegio tiene ni idea de su laberíntica odisea médica. Toca la trompeta en una banda (es fanático de la música de los 40, por Louis Amstrong) y ha empezado una nueva clase de diseño en 3D «muy buena hasta ahora». El fútbol y otros deportes son demasiado duros para sus pies, pero el golf, con su padre, siempre en un buggy, ha sido una buena opción.

Y aunque es relativamente nuevo en el juego, se ha mostrado encantado de recibir algunos consejos de Rahm. «Aprendí que en realidad podría tener la oportunidad de ser un golfista decente algún día», confiesa. Seguro que su tiempo junto a su padre en el Fox Hollow Golf Club en el South Jordan aumenta después de vivir esta experiencia con el Número 1.

La doctora Carroll sigue viendo a Phoenix aproximadamente una vez al año. Ella fue la que atendió a su hermana pequeña, Madeline, con displasia de cadera, y la que la intervino cuando se rompió el codo con siete años. Que Phoenix tenga aún dolor en el pie es normal, asegura, ya que el 20-30% de los niños lo tiene incluso cuando son adultos.

«El pie zambo parece ser secundario a los desequilibrios musculares. Hay debilidades y desequilibrios subyacentes en la fuerza del pie. Eso es lo que lo causa. Y creo que el golf es un gran deporte para él. No es un deporte de contacto, no recuerdo tantos niños que lleguen lesionados por jugar al golf. Puedes caminar sobre una superficie blanda, ir a tu propio ritmo… Y creo que algunas anomalías residuales de los pies se minimizan por el hecho de que usas las extremidades superiores más que los pies en el golf», señala.

Phoenix sigue siendo paciente embajador de Shriners y asiste a eventos para recaudar fondos. Eso a veces implica hablar en publico y, como siempre, Chariti, Shane y Madeline le acompañan y apoya. Rahm dice que espera que Phoenix y él sigan inspirando a otros chicos para demostrar que nacer con un pie zambo no tiene por qué detener sus sueños.

Carroll, por su parte, se inspira sólo con ver a Phoenix: «Cuando está en la clínica, la habitación se ilumina. Tiene una sonrisa maravillosa y una dulzura cautivadora y sin pretensiones, a pesar de que ya es un adolescente. ¿Qué adolescente quiere todavía abrazar a su médico? Lo maravilloso de él es su espíritu, su bondad, su inteligencia y su consideración hacia los demás».

Chariti guarda sus mayores elogios para la doctora Carroll: «Es la médico más compasiva, humilde, dulce y afectuosa que he conocido». En cuanto al propio Phoenix, con su toque de trompeta y su amor al golf, recurre al término ‘inspiración’ para definirlo. «Tiene el nombre apropiado. Su entrada en este mundo fue aterradora, pero se ha levantado de las cenizas metafóricas para vivir una vida increíble. La vida es divertida de esa manera, haciéndote sentir agradecido por las cosas más extrañas. Si me preguntaras ahora si cambiaría algo, te diría que ni en un millón de años», concluye.

* Adaptación del reportaje publicado por Cameron Morfit en la web oficial del PGA Tour