La tercera jornada del OHL Classic ha sido el claro ejemplo de lo que debe ser un día del movimiento. Tan exagerado, que por momentos pareció una parodia. Al Camaleón (Golf Club) se le disparaban los colores del mal rato que le hacían pasar los jugones…
Un dato: un tercio de los jugadores firmaban tarjetas de 66 golpes o mejor, con abundancia de sesenta y cincos y hasta sesenta y cuatros. Y, en fin, un ochenta por ciento de los presentes jugaba por debajo del par. Un despiporre espectacular. Condiciones inmejorables de juego e inercias abracadabrantes.
Gary Woodland (-18) ha mantenido el liderato con una ‘ajustada’ tarjeta de 66 golpes, y eso que le echaba pimienta al torneo con un doble bogey en el hoyo 15. Pat Perez (-17) y Scott Piercy (-16) partirán como sus principales rivales en la ronda definitiva.
En estas circunstancias el 69 final de Jon Rahm (-8), que finalizaba con bogeys en los hoyos 16 y 18, no le valió para ganar posiciones, sino más bien para lo contrario. Lo dicho: este sábado en Playa del Carmen sólo cotizaban los tarjetones. No ha sido el mejor día del español desde el tee y ésta es condición indispensable en este campo, sea día de bonanza o de tormenta. Pero a Jon le quedan 18 hoyos por delante para mejorar su actual 32º puesto y seguro que es capaz de dar todavía un buen arreón, sobre todo si deja que las cosas sucedan con naturalidad (muy fácil es decirlo, ciertamente), sin forzar las situaciones y sin buscar el birdie en el hoyo 2 antes de hacerlo en el hoyo 1…
