Rickie Fowler logró ayer la primera victoria de su carrera en el PGA Tour tras imponerse en el Wells Fargo Championship en un apasionante desempate contra D.A. Points y Rory McIlroy…
Es el sueño de Estados Unidos hecho realidad. La gran esperanza del golf norteamericano rompe al fin la lata. Es cierto que ha sido mucho más tarde de lo que se pensaba, pero el estreno ha sido de campanillas. Ha ganado en Quail Hollow, una de las sedes míticas del circuito estadounidense. Y, sobre todo, lo ha derrotando al Número 1 del mundo. McIlroy se quedó con la miel en los labios después de una fantástica remontada, pero al menos tiene la satisfacción de recuperar el primer puesto del planeta en detrimento de Luke Donald. La alternancia es una realidad en el golf mundial. Dos cambios de Número 1 en dos semanas consecutivas.
¿Será el inicio de una gran rivalidad? En Estados Unidos se frotan las manos con esta posibilidad. Fowler y McIlroy tienen 23 años y estaban llamados desde hace tiempo a dominar el golf mundial. El norirlandés explotó mucho antes y ya ha demostrado que es carne de Número 1. Fowler aún lo tiene que demostrar, aunque esta victoria puede suponer un antes y un después. Antes de este Wells Fargo sólo tenía un triunfo. Ganó el Open de Corea, derrotando también a McIlroy.
Fowler ganó a su modo. Se le jugó en el desempate. Buscó la bandera de la que prácticamente todos habían huido durante todo el día. El hoyo 18 había sido el más difícil del torneo. Ayer sólo dio cuatro birdies. Sin embargo, el norteamericano fue a por todas y la dejó a poco más de un metro para birdie. McIlroy y Points hicieron el par y la victoria fue para Fowler.
De los tres. D.A. Points y McIlroy fueron los que tuvieron opciones más claras de ganar antes del desempate. Points hizo bogey en el 18 cuando le valía el par y McIlroy dejó escapar un putt de birdie de cinco metros en el 18.
Ahora toca esperar y comprobar si realmente Fowler se convierte en una alternativa poderosa a esta maravillosa locura que está viviendo el golf mundial en los últimos tiempos.
