Gonzalo Fernández Castaño ha disputado el sábado un total de 22 hoyos y su parcial ha sido de cuatro bajo par. El madrileño pasó de estar más fuera que dentro del AT&T Byron Nelson a superar los dos cortes de una tacada y situarse cómodamente en una situación que le invita a no renunciar a nada este domingo.
Gonzalo necesitaba una reacción poderosa e inmediata para pasar el corte y lo hizo. Después, tocó empezar de nuevo. Otra batalla. Con poco más de dos horas de separación entre una y otra arrancó la tercera jornada. El sufrimiento había merecido la pena porque había pasado el corte, pero aún había que superar otra criba. Pasaron el corte un total de 87 jugadores, así que el PGA Tour tiene estipulado, cuando la cifra supera los 80, realizar otro corte el sábado. Es decir, corres el riesgo de que pasar el corte el viernes no sea más que pan para hoy y hambre para mañana. Sin embargo, Gonzalo ha superado el desafío en un día larguísimo, que comenzaba antes de las cinco de la mañana y que terminaba pasadas las ocho y media de la tarde. Una prueba de fuego que Gonzalo ha superado con nota y que demuestra que tiene el espíritu de lucha intacto. Claro que no se va a asustar precisamente alguien que acaba de empezar una maratón de siete torneos consecutivos para mantener la tarjeta del PGA Tour.
El español realizó en la tercera jornada tres birdies y un solitario bogey para un tarjeta de 67 golpes. Se encuentra en la posición 54º, con un total de tres bajo par, a apenas tres golpes del top 30, un resultado que bien podría ser el principio de algo mucho más importante. Así son las grandes cosas, se construyen poco a poco.
El líder del torneo vuelve a ser Steven Bowditch (-13), por tercer día consecutivo. El australiano ha hecho 65 golpes y se encuentra con -13, claro que lo que está viendo en el espejo retrovisor haría temblar al más pintado. Dustin Johnson, con una vuelta de 62 golpes, se ha colocado a dos golpes del líder, empatado con otros cuatro jugadores entre los que está Jimmy Walker. Mal compañero de viaje para el partido estelar es Dustin Johnson, un jugador capaz de volar muy bajo y de reengancharse a un torneo en un abrir y cerrar de ojos por mal que le haya ido.
