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Crónica de la segunda jornada del Memorial Tournament

Hoy nada ni nadie iba a sacar a Jon Rahm de su camino

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Jon Rahm. © Golffile | Mateo Villalba
Jon Rahm. © Golffile | Mateo Villalba

Justin Suh (-8) es el nuevo líder del Memorial Tournament después de firmar una tarjeta de 66 golpes, casi nada en Muirfield Village. Otro californiano de rasgos y apellido orientales que parte la pana con los hierros. Y con lo que haga falta. Un Morikawa en potencia, salvando todavía las distancias: Suh, incluso, es capaz de ir un poco más largo, cierto, pero son del mismo año (1997) y es obvio que Collin ya ha recorrido un camino de locura, mientras que Justin no deja de ser un recién llegado (este año es novato en el PGA tour), un fantástico meritorio.

No deja el PGA Tour de mostrar y confirmar nuevos talentos, uno detrás de otro, sobre todo del golf estadounidense, precisamente porque los engranajes de este circuito están enfocados a ello, entre otras muchas cosas. Y todavía hay quien no quiere ver la diferencia entre una maquinaria tan poderosa de espectáculo, dinamismo y competitividad con el remanso de LIV, donde sólo chapotean los mismos (qué jartura) en aguas tibias…

Veremos hasta dónde es capaz de llegar Suh. Lidera una tabla, desde luego, que no le va a dar respiro, con Matsuyama (-7), Cantlay (-5), Si Woo Kim (-5). McIlroy (-4), Straka (-4) o Fowler (-4) a su estela. Todos ellos, entre otros, y también Jon Rahm (-4).

Un Rahmbo que arrancaba con sendos bogeys en los hoyos 1 y 2. Y que acto seguido respondía a la adversidad, como el jueves, con dos birdies reparadores. Un Jon Rahm, y ahora entraremos en detalles, que en días como el de hoy, en Muirfield Village, con una tarjeta de 70 golpes en el bolsillo, demuestra tanto o más su extraordinaria talla que en jornadas memorables de sesentaycuatros, sesentaytreses y hasta sesentaydoses.

Más allá del abrupto inicio y de la soberbia recuperación, era uno de esos días en los que los putts bien leídos no entraban. Y los que leía mal, para qué contar. Uno de esos días en los que la bola picaba hacia el lado incorrecto. Uno de esos días en los que, después de pegar el mejor drive de la ronda, la bola terminaba en una groserísima chuleta. Para terminar de entendernos: uno de esos días en los que si Jon pedía un bote fuerte, botaba blando, y si imploraba por un bote blando, repicaba en mármol… Uno de esos días.

Pero hoy nada ni nadie iba a sacar al Expreso de Barrika de sus raíles. De los que tiene bien trazados en esta esquina de Dublin, Ohio. Ganará el torneo, o puede que no, pero da toda la sensación de que a este morrosko van a tener que echarlo a empujones de la primera línea. Su actitud, su manera de digerir y de aguardar con paciencia ha recordado más que nunca a la de aquel domingo interminable en Augusta.

Esta vez, además (y es verdad que no siempre sucede) el jugador español recogía el fruto apetecido, aunque fuera escaso, después de unas cuantas intentonas y justo en el tramo final, hasta donde había llegado con la cadena bien puesta en su sitio, que era lo más complicado en su situación con una vuelta que merecía más premio y que se mantenía estancada. Primero, haciendo el birdie en el 15, último par 5 del recorrido; segundo, salvando un gran par en el 17; y tercero, rematando con un birdie poderoso en el 18.

Justo en el partido de delante del de Barrika, Scottie Scheffler (+3) sí perdía paulatinamente el rumbo, yendo de más a mucho menos (cuatro bogeys en los últimos siete hoyos y vuelta de 73 golpes) y casi despidiéndose de cualquier opción de victoria. Es lo que tiene Muirfield Village y su exigente preparación, que dos o tres inoportunos parpadeos pueden dejar vacío, sin vigor, al más pintado. El fin de semana, por ello, se presenta maravillosamente dramático.

Resultados en directo del Memorial Tournament 2023