Trevor Immelman es el primer líder del Greenbrier Classic en un remozado Old White TPC que ha enseñado sus garras…
Todo apunta a que este año no se verán tarjetas como el 59 de Appleby del año pasado o el 60 de J.B. Holmes. Los nuevos greenes son mucho menos receptivos y se ha notado a las primeras de cambio. Si en 2010 hasta 81 jugadores firmaban bajo par después de la primera ronda, ayer fueron 41. No es un campo difícil, pero tampoco el vergel de antaño.
Immelman vuelve a lo más alto de una clasificación después de mucho tiempo, prácticamente desde el Masters de Augusta que ganó en 2008. Pasó por el quirófano para curar una lesión de muñeca y desde entonces ha estado desaparecido, pese a que esta temporada, sin ser consistente, sí había dado algún chispazo de recuperación. El sudafricano hizo ayer 64 golpes (-6) y tiene uno de ventaja sobre un grupo de jugadores entre los que se encuentran Webb Simpson o Gary Woodland, entre otros. “Estoy viendo algunos signos reales de recuperación, aunque en este deporte nunca se sabe. Veremos que pasa los próximos días”, señaló Immelman tras su vuelta.
Sergio García (+2) y José María Olazábal (+3) tuvieron un mal arranque de torneo. Sergio, muy extraño, no pudo hacer ningún birdie al recorrido de West Virginia. El putter no estuvo de su lado ayer. A poco que hoy le acompañe, podrá hacerle un gran resultado a este recorrido, ya que su juego largo está más que afinado.
Olazábal tuvo un mal comienzo y supo agarrarse al campo como sólo sabe hacer el de Fuenterrabía. Arrancó con tres bogeys consecutivos y a partir de ahí firmó el par en 15 hoyos. Su +3 le deja la puerta abierta a pasar el corte esta tarde. No en vano, ahora mismo está situado en +1, al alcance de los dos españoles.
