Jon Rahm (-2) no ha vivido lo que se dice una primera ronda plácida en el The CJ Cup, aunque acertaba a enderezarla y adecentarla en el tramo final, para quedarse a cuatro golpes de los líderes provisionales, una vez finalizado el turno matutino de juego, Trey Mullinax (-6) y Gary Woodland (-6).
Nada que no pueda arreglarse en los próximos 54 hoyos, más que nada porque su juego de tee a green, una vez más, ha vuelto a mostrarse lo suficientemente sólido y compacto (15/18 greenes en regulación, por ejemplo), como para considerar que en cualquier momento no pueda dar el estirón y subirse con más garantías al vagón de los candidatos.
Ha sido una jornada para el español, valga la expresión, de chinitas en el zapato. Una vuelta rica en birdies, hasta seis, pero que nunca terminaba de arrancar y que, incluso, llegaba a complicarse en exceso, a causa de pequeño accidentes, en ocasiones del todo inesperados, como aquel putt de menos de un metro que fallaba en el 13 para salvar el par.
Eso han sido, chinas en el zapato. Que seguramente no preocupan, pero que molestan: putts de birdie más bien cortos que no entraban (en dos de los tres pares 5 del recorrido, sin ir más lejos), otros muy accesibles para salvar el par que tampoco, por no hablar del tripateo macabro en el hoyo 10, donde se le iba en la mano con un putt de birdie cuesta abajo y la bola terminaba casi más lejos.
Ni siquiera puede decirse que los greenes del fabuloso Congaree Golf Club (Ridgeland, Carolina del Sur) hayan sido cicateros con Jon, porque en realidad el vasco ha enchufado muy buenos putts de birdie, casi siempre desde más allá de los tres metros de distancia, comenzando por ese de más de cinco metros que embocaba en el hoyo 1. Ha sido sólo una cuestión de pequeños ajustes en momentos determinados y deslices accidentales, lo que ha impedido que terminara mucho más arriba en la tabla.
Afortunadamente, el ‘morrosko’ de Barrika ha vuelto a acreditar que las rondas de golf no terminan hasta que él lo dice. Y que normalmente encuentra el margen de maniobra suficiente para darle la vuelta a una situación delicada, como la que hoy atravesaba. Así, encadenaba hasta tres birdies consecutivos en el último tercio de la vuelta (hoyos 14, 15 y 16), parcial que bien pudo ser aún mejor, pues también disponía de opciones más o menos razonables en los hoyos 17 y 18. Empujando hasta el último suspiro, tal y como dicta su ADN.
Cabe destacar también del turno matutino la actuación de Tom Kim (-5), el joven coreano que no deja de dar que hablar por su maravillosa ‘desfachatez’ en el campo. Junto a él, en el mismo partido, Rory McIlroy (-5) ha mantenido el tipo y el estandarte de aspirante a Número 1 bien agarrado. Sin embargo, el tercer componente del partido, Rickie Fowler (+3), que llegaba a la cita en un gran momento, se ha descolgado más de lo deseable a las primeras de cambio. Mucho ojo con el Congaree, un campo que no da demasiado respiro: Tommy Fleetwood (+2), por ejemplo, marchaba imperial por los primeros nueve, con un parcial de tres menos, y firmaba un 40 por los segundos.
