Le tiene ganas Jon Rahm (-14) al Phoenix Open, pero tendrá que ser otro año el de su bautismo ganador en el TPC Scottsdale. En esta edición ha puesto toda la carne en el asador, pero sin su mejor versión durante el fin de semana no le ha llegado para contener el empuje del ganador, Scottie Scheffler (-19), ni tampoco para superar el golf quirúrgico del canadiense Nick Taylor (-17), los dos jugadores que finalmente le han superado en la clasificación.
Bien visto, el jugador español ha superado su mejor resultado hasta la fecha en esta cita, que era un quinto puesto. Y, conociendo el paño, podemos dar por hecho que seguirá percutiendo hasta que derribe el muro. Por otro lado, su actuación general, su presencia en el partido estelar del domingo y este tercer puesto final pueden y deben valorarse con un sobresaliente. La Matrícula, ya se sabe, sólo se reserva al ganador y ganador sólo hay uno…
Decíamos que Rahm no ha dispuesto de su mejor versión durante el fin de semana, algo incómodo o inseguro por momentos desde el tee, si nos atenemos a sus estándares habituales en esta parcela del juego, porque en realidad, vistas las estadísticas generales del torneo, tampoco es que sus números hayan sido ningún desastre (ha terminado vigésimo en la estadística de golpe ganados desde el tee). El sábado, con una exhibición de consistencia y de capacidad para agarrarse al campo, todavía le daba para mantenerse a la estela del líder. Hoy, sin embargo, a pesar de haber firmado un buen 69, se ha visto superado por sus dos rivales de partido, más certeros y hasta sortudos en los momentos clave de una ronda decisiva.
Arrancaba muy fuerte, con birdies en los hoyos 1 y 3, pero es que Scheffler y Taylor hacían más o menos lo mismo. Todos al galope y tonto el último. Después, muy poco a poco, pasito a pasito, Jon iba descolgándose de la cabeza. Cuestión de detalles en una lucha tan enconada. Un putt que no entra para salvar un par y otro muy parecido que tu rival directo sí emboca… Este tipo de cosas. Todavía en la recta final se le abrían al de Barrika dos pequeños ventanucos por los que seguir respirando, o aspirando al triunfo, pero en el hoyo 15, el último par 5, la mandaba al agua con el segundo disparo, y en el 16, par 3, donde sus dos compañeros se habían metido en problemas, él tampoco conseguía sacar ventaja. No estaba el día para barbaridades del calibre de la de Kapalua. No siempre consigue uno alinear los planetas a su antojo, aunque a veces dé la sensación de que Jon tiene ese poder.
Rahm no deja de ser siempre un factor a tener en cuenta durante la semana del Waste Management Phoenix Open, pero hay un último velo, hecho de no se sabe qué, que no consigue descorrer. Sigue sin verlo del todo claro en su tierra, en Arizona.
Algo tiene el campo, la semana, que no termina de cuadrarle. El diseño del Stadium course del TPC Scottsdale no parece que sea uno en el que el español se encuentre a sus anchas, uno en el que la confianza se le afile con sólo pinchar en el tee del 1. A pesar de todo, conviene recordar que su peor resultado en ocho participaciones es un 16º. Y que sería más bien necio no verle las ‘ventajas’ a un suculento tercer puesto. Quizá lo entendamos mejor desde este otro enfoque: Jon suma ya 157 torneos disputados en su carrera, valederos para el ranking mundial, y en uno de cada cuatro (39 de 157) termina primero, segundo o tercero…
