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La intrahistoria de su fabulosa victoria en el BMW Championship de 2020 en Olympia Fields

El talento de esculpir una obra de arte a partir de una ‘tara’ en el swing

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Jon Rahm, ganador del BMW Championship 2020. © PGA Tour
Jon Rahm, ganador del BMW Championship 2020. © PGA Tour

El recorrido Norte del Olympia Fields Country Club de Chicago es una especie de santuario para Jon Rahm. No llega a la altura de Torrey Pines, obvio, pero no queda muy lejos. El golfista español se siente muy a gusto en este campo, lo disfruta y sus actuaciones han sido brillantes.

El BMW Championship de esta semana será su cuarta actuación en este recorrido. Jugó dos veces como aficionado, acabando noveno en un torneo universitario en la temporada 15/16, cuartofinalista en el US Amateur de 2015 y campeón del BMW Championship en 2020. Así, como credenciales, no están nada mal. El momento culminante, no obstante, fue el fin de semana del último torneo que hemos citado. Firmó 66 y 64 golpes, un despliegue de golf memorable con una historia detrás muy curiosa.

La cuenta el propio Rahm. «Bueno, recuerdo que llegué a ir +6 en la segunda ronda y los últimos 36 hoyos fueron de lo mejor que he jugado al golf en mi vida, diez bajo par, sin bogeys entre comillas (su único bogey del fin de semana llegó tras una penalización tras olvidarse marcar la bola en el green del 5)… Sinceramente, lo que cambió del viernes al sábado fue un pequeño ajuste en mi swing. Nada más. Me encontraba bastante cómodo en todas las facetas del juego y sólo faltaba encajar una pequeña pieza. Eso fue todo. Ese fin de semana no pude pegar mejor a la pelota. Lo único que puedo decir, que es curioso, es que no pegué ninguna bola al draw (efecto de derecha a izquierda en los diestros) durante todo el fin de semana. No me estaban yendo bien y decidí ir pegando fades (efecto de izquierda a derecha). Me centré en coger greenes. Es un campo de golf en el que tienes que mantener la bola en juego en el sitio correcto, sin importar cómo, y por suerte, aparte del golpe de salida en el 15, porque el viento soplaba de izquierda a derecha ese día, el fade encajó perfectamente», explica Rahm.

Conclusión: a partir de una ‘tara’ en su juego esa semana, Jon fue capaz de construir una auténtica obra de arte, uno de los mejores fines de semana de su carrera. Le recuperó seis golpes a Dustin Johnson jugando con un único efecto durante 36 hoyos. Es el talento de hacer de la necesidad, virtud. «No sé si fue consciente o no, pero tenía una confianza suprema en que mi fade iba a ser bueno, al menos en mi mente, y cada vez que intentaba pegar un draw, simplemente no salía. Decidí no hacerlo. Si no funciona, para qué usarlo. Es gracioso que los dos tipos que jugaron el desempate (Rahm y DJ) predominantemente no los verías pegar un tiro de derecha a izquierda», apunta.

Jon no ha perdido de vista su objetivo número uno en estos días. Quiere llegar a Atlanta la próxima semana como Número 1 de la FedEx Cup. «Ha sido un gran año y espero terminarlo como empecé. El objetivo de los playoffs es llegar a la final en la primera posición, lo he hecho bien hasta ahora y confío en tener una buena semana en el BMW Championship para darme la mejor oportunidad de victoria en la FedEx Cup», señala.

Entre los objetivos que revolotean alrededor de Rahm, más allá del principal que es ganar la FedEx, está el de ser elegido Mejor Jugador del Año en el PGA Tour. Jon asegura que no pierde un minuto de su tiempo en pensar en ello, aunque también tiene claro cuál es la mejor manera de conseguirlo. «Es un premio que se gana en el campo de golf. Por lo que he hecho hasta ahora este año me he ganado al menos la posibilidad de estar en las quinielas. El objetivo ahora es hacerlo muy bien esta semana y la que viene y así despejar las dudas», expone.

Han pasado tres años desde que Jon ganó aquí el BMW Championship, tiempo en el que ha ganado dos Grandes y seis torneos más entre el PGA Tour y el DP World Tour. «No diría que soy un jugador diferente, pero sí que soy bastante mejor. He aumentado mucho mi nivel», afirma. A las pruebas hay que remitirse…

Por último, Rahm habló de los partidos que va a jugar algunos lunes de 2024 en el marco de la TGL, la liga impulsada por Tiger Woods y Rory McIlroy, que se disputará en un estadio y con simulador. El golfista vizcaíno ha visto por realidad virtual cómo va a ser el producto y ha alucinado. «Estoy deseando poder empezar. Tengo un simulador en mi casa, con una pantalla de TV de 4,5 metros y yo pego a unos cuatro metros y, por lo que he oído, vamos a estar a 30 metros de la pantalla, que tendrá 18 metros de ancho y unos 15 de alto. Ni siquiera puedo imaginar lo grande que va a ser. Va a ser algo muy, muy singular y estoy deseando que llegue. Puede crear un ambiente muy divertido. Tal vez te dirijas a un público un poco diferente por la hora del día a la que jugamos y el tipo de golf que vamos a practicar. Creo que va a permitir muchas más apuestas en directo, que es lo que mucha gente intenta hacer hoy en día cuando ve deportes. Podemos atraer a un público diferente y eso también me hace mucha ilusión. Tenemos la oportunidad de hacer algo muy especial», remata.