Jon Rahm (-16) se ha quedado con la miel en los labios en la última jornada del Northern Trust. Y no será porque no haya firmado una tarjeta sobresaliente de 65 golpes. Ni tampoco porque no se haya quedado satisfecho con su despliegue de juego en el TPC Boston. La cuestión, ese ligero sinsabor, tiene que ver con que el de Barrika ha estado hoy mucho más cerca que ningún día de reventar por todo lo alto el recorrido de Massachusetts…
Jon Rahm no pierde de vista el medio y largo plazo
De entrada, es cierto, le caía un bonus imprevisto al embocar un putt de birdie desde unos trece o catorce metros en el hoyo 1. Pero después le ha pegado duro y recto desde el tee, se ha hartado de coger greenes en regulación (17), ha empalado hierros muy buenos, con toda la intención, ha pateado con enorme consistencia y ha sumado hasta cinco birdies y un eagle. Ha puesto toda la carne en el asador, se metía en el top ten en apenas cuarenta minutos con un parcial de cuatro menos en los primeros tres hoyos, se ha fajado en cada golpe y, en definitiva, ha rondado realmente una vuelta de sesenta y pocos que aún le hubiera llevado incluso a un tercer puesto en solitario, dejándose por el camino algunas buenas opciones (se le pueden contar hasta cinco, en los hoyos 5, 9, 11, 15 y 18).
El error simplón en el que se puede caer con Jon Rahm
Ni siquiera una buena actitud y una firme determinación garantizan nada, pero sin ambas virtudes sí que se antoja casi imposible conquistar un objetivo medianamente complejo. En este sentido Jon ha estado impecable toda la semana, salieran o no las cosas y especialmente en las rondas del sábado y el domingo, en las que no ha dejado de percutir, ya fuera colgando balones al área o en jugadas de fina combinación, si se permite el símil futbolero.
La meta principal del español era hoy apretar todo lo que estuviera en su mano para ganar posiciones en la clasificación y arañar así algún puesto en la Fedex, y no era nada sencillo, viniendo desde más allá del top 25 de la tabla y en un campo donde han abundado los buenos registros. Después, si además Dustin Johnson se cogía una buena pájara y se podía pescar en río revuelto…
El putt sonó a golpe de gracia pero se trata de Dustin Johnson…
Rahm ha pasado del décimo al noveno puesto en la Fedex Cup y el botín quizá parezca exiguo, pero no lo es en absoluto, porque no es sólo lo que ha ganado, sino sobre todo lo que hubiera podido perder dejándose ir. Hay varios ejemplos al respecto recién salidos del horno: Brendon Todd, por ejemplo, que precedía a Jon en la Fedex antes de comenzar este torneo, ha caído del puesto noveno al decimotercero; Rory McIlroy, del octavo al duodécimo; o Lanto Griffin, que se ha ido del duodécimo al decimoséptimo… Nunca sabe uno qué le hará falta en la última cita, puede que incluso para ganar la Fedex Cup. Además, Jon anota en su historial un top ten más y ya ha dejado muy claro más de una vez que para él existe una enorme diferencia entre terminar décimo o undécimo.
Sea como sea, no es sencillo coger a Jon Rahm en un renuncio, no al menos mientras quede un hoyo por jugar, un último putt que embocar, un reto que superar, por insignificante que sea. Suele llevar, además, el coraje afilado y a punto, o puede que sea consciente, a pesar de su juventud, de que quien se deja ir una, dos, tres veces, en realidad ya ha abierto una grieta en la armadura. Las malas costumbres se aculan como la roña debajo de las uñas…
Estreno editorial de Ten Golf Books: Jon Rahm. Señalado por los dioses
De todos modos, por más empeño que se ponga, no siempre salen las cosas bien (ni siquiera medio bien), como le ocurriera en el último WGC, en Memphis. Allí, Jon reconocía sin tapujos que era él quien había entregado el Número Uno a Justin Thomas. Sin embargo, no puede decirse lo mismo esta semana, en la que Dustin Johnson se ha ganado con todo merecimiento aparecer el primero en todas las listas, clasificaciones y rankings habidos y por haber (en el momento de editar esta crónica, el juego estaba suspendido en Boston por tormenta eléctrica, con D.J. en el hoyo 17, líder y con nueve golpes de diferencia, así que por esta vez, y sin que sirva de precedente, damos por hecho su triunfo en el Northern Trust).
