Dos jugadores han entregado sendas tarjetas de 65 golpes en la primera jornada del Tour Championship, la gran final del PGA Tour, que ha sido el mejor resultado del día. Uno es Billy Horschel (-5), que venía de las profundidades de la tabla, pues partía con un resultado de PAR según el peculiar formato de este último play off, y ahora ya se ha fabricado una bonita posibilidad de hacer cositas interesantes esta semana en Atlanta. Otro es Jon Rahm (-11), que partía desde el -6 y ya ha recortado la desventaja con Patrick Cantlay (-13), que a su vez llegaba como líder de la Fedex y que por tanto partía con un -10 en el casillero, y que sigue siendo el primero después de firmar hoy un 68.
Ahora, rebobinemos: en el Northern Trust, primer play off, hace dos semanas, Jon también arrancaba en la primera jornada con el mejor registro del día (un 63 en aquella ocasión). Y en el BMW, el segundo play off que se jugó la semana pasada, el de Barrika volvía a repetir con la mejor tarjeta de aquella primera ronda (esta vez era un 64). Hoy, como ha quedado escrito, más de lo mismo. Tanto en el Northern Trust como en el BMW aquel inicio deslumbrante no le valía al final para ganar el torneo y es posible que haya aprendido algo de aquello, aunque bien mirado, seguramente sea poco lo que se pueda aprender: uno tira para adelante con todo lo que tiene y luego le llega o no le llega. Además, la cosecha tampoco fue como para hacerle un feo: terminaba tercero en Jersey y noveno en Baltimore.
Puestos a darle vueltas al asunto, quizá fuera posible que al español se le hicieran un poco largas las semanas (en el Liberty National, además, el torneo se fue hasta el lunes), pero tampoco cuadra demasiado esta teoría, puesto que Rahm venía de un descanso prolongado al no poder jugar los Juegos y después renunciar al último campeonato del mundo en Memphis. Sea como fuera y por lo que fuera, el caso es que el Número Uno del mundo no hiló fino en la última ronda del Northern Trust y tampoco durante el fin de semana en el BMW y eso es exactamente lo que tiene que evitar en la gran prueba final. Ni más ni menos.
Jon ha transitado hoy por su particular pasaje del terror entre los hoyos 7 y 10, tramo en el que no conseguía poner la bola en juego desde el tee y los problemas se le iban acumulado, hasta el punto de pasar estos cuatro hoyos con dos bogeys y dos excelentes recuperaciones en el zurrón. Pero el inicio de ronda había sido excelente (tres birdies en los seis primeros hoyos) y además en el hoyo 11 recuperaba el pulso y de nuevo se ponía a hacer birdies con esa naturalidad que lo caracteriza, esta vez amparado en algunos segundos tiros magníficos (hoyos 12, 13 y 17). Terminaba con una interesante ventaja de tres golpes sobre English (-8) y DeChambeau (-8), buscando ese aclarado en lo más alto junto a Cantlay, al que acompañará mañana en el partido estelar.
En el parte de damnificados hay que resaltar la presencia de Tony Finau (-6), que partía segundo con un acumulado de -8 y hoy ha jugado por encima del par y se ha ido ya a siete golpes de los quince millones de dólares. Sin olvidarnos de Hideki Matsuyama (+6) que, si ya lo tenía complicado partiendo en el tee del 1 a nueve golpes de Cantlay, encima entregaba un 77 asesino.
Sergio García (-2), por su parte, no ha arrancado mal (vuelta de 68), pero en su situación necesitaba una actuación y un resultado más efervescente, en la línea de ese eagle que se inventaba en el hoyo 1, enchufando desde más de 140 metros. Ha tenido ocasiones para ello, porque de nuevo el castellonense ha sido de los mejores de tee a green, pero unas cuantas se le han quedado por el camino. En lo que respecta a su desempeño en los greenes, no obstante, hay que apuntar también que ha sacado adelante un buen puñado de pares importantes embocando putts delicados que iban del metro a los dos metros y pico de distancia. Sigue en faena, aunque de momento en una segunda o tercera línea y a la espera de redondear una gran vuelta que de verdad lo meta más arriba.
