Jon Rahm y la carambola perversa

Todo lo que podía salir mal ha salido aún peor. La historia de Jon Rahm y su positivo por covid-19 en el Memorial Tournament parece sacada de un guión perverso de Hollywood. El golfista de Barrika no es el primero que da positivo en el PGA Tour en mitad de una competición, pero sí es el único que lo ha hecho al final de la tercera jornada y siendo líder destacado de un torneo, tan destacado como seis golpes de ventaja sobre el segundo. Esto ya de por sí parece maquiavélico, pero es que aún hay más en esta carambola con saña del destino…

¿Puede haber mayor crueldad deportiva que la que ha sufrido Jon?

Flotaba en el aire la pregunta de si Jon Rahm se había vacunado o no. Pues bien, Ten Golf ha podido confirmar que, efectivamente, el jugador español se vacunó el pasado miércoles en una clínica cercana a Muirfield Village. Concretamente, se puso la de Janssen, de una sola dosis. Es decir, Rahm ya está vacunado. Pero la historia tiene más miga. En realidad, Jon debía haber estado vacunado hace un mes, concretamente después del Masters de Augusta. Lo explicamos.

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Rahm siempre manifestó su deseo de vacunarse lo antes posible, ya que si bien no elimina la posibilidad de ser contagiado sí que frena el posible desarrollo de la enfermedad. Siempre tuvo claro que era lo mejor para él y su familia, pero el destino aquí le jugó una mala pasada. Pidió cita y se la dieron para después del Masters de Augusta, en abril. La vacuna que se iba a administrar era la de Janssen y justo la semana que le tocaba recibirla fue suspendida en Estados Unidos y muchos países de Europa tras la aparición de varios casos de trombos relacionados con la vacuna. Concretamente, al otro lado del Atlántico se paralizó su uso del 13 al 24 de abril, justo en el periodo que Jon debía haberla recibido. Se reanudó el día 24 y ya tuvo que esperar a que le volviera a tocar.

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Si Jon se hubiera podido vacunar cuanto le tocaba, no habría tenido ningún problema para salir a jugar la última ronda del Memorial con esos seis golpes de ventaja. Así lo dicta el protocolo del PGA Tour explicado este sábado por Andy Levinson, vice presidente de torneos del PGA Tour. «Si un jugador es contacto estrecho de un caso positivo y ya está vacunado no es necesario que se someta a pruebas si dio negativo en el test de entrada al torneo y no presenta síntomas», aclaró. Es decir, el caso de Jon Rahm. Si hubiera estado vacunado no le habrían hecho pruebas todos los días y, por tanto, no habría salido el positivo del sábado. Carambola perversa. La suspensión de la vacunación de Janssen durante nueve días en Estados Unidos ha impedido que hoy pueda salir a tratar de rematar la faena en el Memorial.

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Rahm, obviamente, está muy disgustado con lo que ha ocurrido. El varapalo es muy grande. Ni que decir tiene que sabía que aún debía terminar el trabajo con una buena ronda de golf este domingo, aún no se veía con el trofeo en la mano, pero era consciente de que lo tenía muy bien encaminado. Lo que más ilusión le hacía a Jon era la posibilidad de convertirse en el segundo jugador en la historia que defiende el título de este torneo con éxito después de Tiger Woods. Todo lo que sea poner su nombre junto al de Tiger sea en la tabla de récords que sea es un orgullo para él.

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Del mismo modo, tenía grabada a fuego la imagen del saludo a Jack Nicklaus en el green del hoyo 18. Estaba deseando estrecharle la mano como dios manda después del frío choque de puños cuando ganó el año pasado en mitad del confinamiento. Otro objetivo que tenía muchas ganas de conseguir era situarse primero en la FedEx Cup, así como segundo del ranking mundial a sólo seis décimas del primer escalón de Dustin Johnson. Todo esto lo tenía a tiro este domingo Rahm y se lo había ganado con su golf extraordinario en Muirfield, pero una carambola perversa se lo ha arrebatado.

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El contacto estrecho de Jon Rahm que dio positivo pertenece a su entorno más cercano. Lo único bueno es que tanto su familia como él se encuentran perfectamente. No han desarrollado síntomas. El otro aspecto positivo es que casi con toda seguridad jugará el US Open. No debería tener problemas si se mantiene aislado sin desarrollar síntomas y mucho más después de haber recibido la vacuna. Son sucesos que pueden ocurrir una vez entre un millón de posibilidades y en esta ocasión le ha tocado a Rahm.