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Jon Rahm y Cameron Smith, colíderes del Northern Trust después de la tercera jornada

Jon sale vivo y entero del cuerpo a cuerpo en las trincheras

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Jon Rahm durante la tercera jornada del Northern Trust. © PGA Tour
Jon Rahm durante la tercera jornada del Northern Trust. © PGA Tour

Jon Rahm (-16) todavía se mantiene en el liderato del Northern Trust después de la tercera jornada, esta vez acompañado por el ‘caníbal’ del día, el australiano Cameron Smith (-16), que firmaba una tarjeta de 60 golpes después de disfrutar de una ocasión postrera y factible en el 18 para hacer 59 y se aupaba a lo más alto con semejante parcial de once menos, sólo faltaría. El español conseguía igualar el resultado del ‘aussie’ gracias a un notable registro de 67 golpes, cuatro menos en el día, y se aseguraba una plaza en el partido estelar del lunes, habida cuenta de la obligada jornada de reflexión dominical que habrán de guardar los jugadores por culpa de la tormenta tropical que se espera mañana en Jersey.

Nunca se sabe con exactitud cuándo y por qué el duelo con un campo de golf puede transformarse en un cruento cuerpo a cuerpo en las trincheras. En ocasiones, el jugador puede intuirlo durante el calentamiento, antes de salir a jugar, porque no termina de moverse con soltura o el swing anda destemplado. Otras veces es un mal golpe inesperado el que atrae las nubes negras y ya nada vuelve a ser como era en los hoyos anteriores. A veces, incluso, los problemas comienzan o se acrecientan después de un buen disparo, de un gran contacto con la bola, que no termina como el jugador esperaba o había planeado…

Este último ha sido el caso hoy de Jon Rahm en el Liberty National. Su vuelta marchaba según el plan A, ese que consiste sencillamente en coger muchas calles, si no todas, cazar muchos greenes, si no todos, y enchufar en los greenes un número razonable de putts. Así, a los 36 hoyos sin bogeys de las dos primeras jornadas se unían ahora otros doce hoyos más de la tercera vuelta, bien aliñados con un parcial de cinco menos en el día que ya había situado al de Barrika líder en solitario. Además, la salida de Jon en el 13, par 5, había sido de nuevo fantástica… A continuación, pegaba un hierro 4 exactamente como quería, en línea al trapo, pero se quedaba un metro corto y se iba al agua. Y en ese mismo momento daba comienzo la guerra de guerrillas, porque ya nada iba a ser igual.

Cerraba el hoyo con un doble bogey, primer borrón del torneo, y luego fallaba la salida en el 14, par 3 (salvaría un magnífico par), confundido por la intensidad del viento, que pegaba de cola más de lo que parecía; pero respondía con un tirazo en el 15 para hacer el birdie; y al bogey que le caía en el 16 (otra vez se iba al agua, esta vez después de un aprochito fallido desde el rough), de nuevo replicaba con birdie en el 17 (otro tirazo desde la calle) y una nueva opción en el 18, que no convertiría. Ya no se mostraba tan seguro desde el tee, pues incluso cuando cogía pista iba apurado, pero siempre encontraba el modo de acosar las banderas…

Este jugador no es a día de hoy (no lo ha sido casi nunca) de los que se quedan perplejos y tiritando ante las sorpresas desagradables o las adversidades. Se revuelve como un bisonte herido y, después de embestir, suele encontrar una fisura en el cerco enemigo. Tiene un coraje a prueba de lo que sea.

El torneo está más abierto aún de lo que parece. El recorrido del Liberty National ha quedado demasiado expuesto a la artillería de los mejores jugadores del mundo en cuanto el viento se ha ido a descansar, así que además del 60 de Smith hoy hemos tenido un 62 de Van Rooyen (-15), otro de Lowry (-13) y otro más de Conners (-12), y por eso, si no sopla el viento el lunes, todavía podemos esperar perfectamente que alguien venga desde atrás con registros de tal profundidad, capaces de hacer un roto a cualquiera, también a los componentes del partido estelar.

Habrá que ver las condiciones de juego y también si no es el propio Rahm quien rompe con otra gran tarjeta, como la del jueves. Pero todo esto no dejan de ser hipótesis, así que mientras tanto ya es buen asunto que el español haya cerrado los primeros 54 hoyos como líder, no vaya a ser que la tormenta decida quedarse una temporada a la vera de Manhattan y ni siquiera llegue a disputarse la última ronda…

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¿Qué hará Jon Rahm un domingo entero en el hotel sin jugar al golf?