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Carlos Ortiz sorprende a todos y peleará por la victoria en Torrey Pines

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Patrick Reed © PGA Tour
Patrick Reed © PGA Tour

Jon Rahm (-8) mantiene vivo su idilio con el Farmers Insurance Open de Torrey Pines y un año más, pese a sufrir por encima de lo previsto este sábado, afrontará la última ronda del torneo con opciones de pelar por la victoria. El golfista de Barrika estrenó en este evento su casillero de victorias en el PGA Tour, en 2017, fue quinto en 2019 y logró el segundo puesto hace un año. Mañana buscará convertir el mítico recorrido de San Diego, a orillas del Pacífico, en el escenario de su sexto triunfo en la gira y segundo en un mismo evento.

No podrá jugar el partido estelar del domingo, después de entregar hoy una tarjeta de 72 golpes, al par del campo, y terminar a dos de los líderes. Pero tampoco lo hizo hace cuatro años cuando, con un inolvidable eagle en el 18, se convirtió en el cuarto español en toda la historia en ganar un torneo del circuito estadounidense, por detrás de Severiano Ballesteros, José María Olazábal y Sergio García. Para repetirlo, eso sí, es evidente que Jon tendrá que mejorar bastante su juego respecto a lo mostrado este sábado en el temido Campo Sur del complejo de La Jolla, en California.

Y eso que su comienzo de día había sido inmejorable, con dos birdies consecutivos en el 2 y el 3, el segundo gracias a un espectacular putt de más de 10 metros. Pero Torrey Pines, pese a ofrecer unas condiciones mucho mejores que las de ayer, con poco viento, temperaturas más altas y sin lluvia, siempre se defiende. Y sus calles estrechas y greenes de poa lograron poner en jaque a Rahm… y a la práctica totalidad de jugadores que quedan ‘vivos’ en el torneo.

Un error de cálculo con el putter en el par cuatro del hoyo 4 fue el comienzo del ‘atasco’ para el español. Se recuperó pronto con un buen birdie en el par cinco del 6, en el que tuvo incluso un putt de eagle de unos 12 metros. Pero volvió a fallar en el 7, después de un mal tiro desde el tee que se fue muy a la izquierda y cruzó el camino, y a partir de ahí no fue capaz de recuperar su juego hasta los últimos dos hoyos de su ronda.

El de Barrika no le sacó partido a los pares cinco del 9 y del 13 (en este último, con una dolorosa corbata después de patear para birdie desde poco más de un metro). Falló un compromiso de par de unos dos metros en el 12, el hoyo más difícil del campo, y volvió a cometer otro bogey poco después, en el 14, que se le complicó por una mala salida, muy a la derecha, ‘bloqueado’ por un árbol que le impedía buscar el green con su approach.

Así fue pasando su ronda hasta que en el par cuatro del 17 se sacó de la manga un segundo golpe espectacular para rematar después con un putt de un par de metros con el que firmaba su primer birdie de la segunda mitad del campo. Pudo hacerse un sitio el domingo junto a los líderes embocando un putt de unos tres metros para birdie en el famoso green del 18, pero la bola rozó el borde del hoyo y no entró.

Y mientras Jon Rahm se peleaba con el Campo Sur de Torrey Pines, el noruego Viktor Hovland (-8) fallaba sin parar en los greenes y el australiano Adam Scott (-8) vivía una vuelta repleta de altibajos, que comenzó mal, se recuperó hasta ponerse líder, y volvió a caer al final, todas las miradas apuntaban a Patrick Reed (-10). Primero, por su buen juego en los primeros nueve hoyos, que le llevaron a comandar la clasificación con hasta cuatro golpes de ventaja, enchufadísimo. Y después, por una de sus ya famosas polémicas.

En el hoyo 10, su segundo tiro fue a parar al rough, a la izquierda de green. Al golfista de San Antonio, con un curioso historial de sanciones, no se le ocurrió otra cosa que acercarse, marcar la bola con un tee y, acto seguido, reclamar la presencia de un árbitro para aliviarse alegando que se había clavado y estaba injugable. Teniendo en cuenta que la bola había botado antes de hundirse en la espesa hierba del rough, parece difícil que cayera con la fuerza suficiente para clavarse. Pero lo incomprensible es que Reed la marcara sin esperar al árbitro y se dedicara luego a mostrarle la supuesta hendidura en el terreno.

El árbitro le permitió un ruling con el que pudo encontrar una zona de hierba más corta, junto al camino, en la que encontrar un lie mejor y terminar salvando el par. Pero la polémica estaba servida. Y como si la acción empezara a dar vueltas en su cabeza, desde ese momento Reed empezó a fallarlo absolutamente todo. A ese par del 10 siguieron cuatro bogeys en los seis siguientes hoyos. En el 18, sobre la bocina, selló un birdie que le permitió ponerse colíder y meterse en el partido estelar del domingo… siempre que no haya decisiones en los despachos del PGA Tour.

Con la atención centrada en los últimos partidos del día, por delante, Carlos Ortiz (-10) sorprendió a todos entregando la mejor tarjeta del día en el torneo, 66 golpes, con siete birdies y un solo bogey, para ponerse líder en Casa Club. El mexicano, de 29 años, buscará mañana su segunda victoria en el PGA Tour, tras ganar el Houston Open esta misma temporada. Con 11 jugadores en un margen de tres golpes, la tarea será realmente complicada para todos, pero Carlos se ha ganado el derecho a soñar…

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