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Kevin Na y su putter fueron los reyes del juego en Las Vegas

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Kevin Na © PGA Tour
Kevin Na © PGA Tour

En el prestigioso TPC Summerlin, a apenas seis kilómetros del cinematográfico Bellagio, epicentro del juego y las apuestas en Las Vegas, Nevada, Patrick Cantlay (-23) y Kevin Na (-23) disfrutaron esta madrugada de su particular ‘no va más’ con la victoria en el Shriners Hospitals for Children Open como premio final.

Una apasionante partida sobre la hierba, repleta de alternativas, que terminó decidiéndose en el segundo hoyo del playoff después de que tanto el golfista de Long Beach como el de Seúl -con pasaporte estadounidense- dejaran escapar opciones clarísimas para sentenciar el torneo y mantener sus respectivos idilios con la capital del entretenimiento mundial.

Kevin Na, que comenzaba el día con dos golpes de ventaja y el impulso de sus espectaculares rondas de 62 y 61 golpes de viernes y el sábado, respectivamente, flotaba por el recorrido diseñado por Bobby Weed con la calculadora en la mano, pendiente únicamente del número de golpes de ventaja con los que conquistaría el título.

Pero después de una buena primera mitad de campo, con un parcial de -2, el hoyo 10 le dio un tremendo revolcón a sus expectativas: mal tiro desde el tee, demasiada fuerza en el tercer golpe, que rodó mansamente cuesta abajo por detrás del green, y mismo problema en el cuarto, pero en dirección contraria. Apuesta fallida con un triple bogey que, inesperadamente, le daba vida al torneo.

Bryson DeChambeau (-20) y Adam Hadwin (-20), que habían firmado sendas rondas de 63 golpes y seguramente recogían ya sus cosas para marcharse a casa, se encontraban inesperadamente con opciones reales de entrar en la pelea por el triunfo. Aunque quieres más celebraron el fallo de Na fueron Patrick Cantlay y Pat Pérez (-21), que no tardaron en pisar el acelerador para meterle presión al líder.

Kevin, que reside en Las Vegas, aguantó con cierta solvencia después del tremendo atasco del hoyo 10. Pareció apagar el incendio viendo a Pérez desinflarse poco a poco. Sin embargo, en el 16, pecó de ambicioso… Un buen tiro desde el tee le daba opción de buscar el green de dos y pelear por el eagle, con el que prácticamente habría sentenciado el torneo. Decidió arriesgar, tal vez innecesariamente, y terminó con su bola en el obstáculo de agua abriendo de par en par la puerta a su compañero de partido.

Cantlay, ganador de este mismo torneo en 2017 y segundo clasificado el pasado año, aprovechó el regalo y firmó un buen birdie que, unido al bogey de Na, daba un vuelco a la clasificación y le permitía afrontar los dos últimos hoyos con un golpe de ventaja. Un par 3 y un par 4 con bajo porcentaje de birdies durante la jornada. Situación idílica y triunfo casi en bandeja.

Pero Patrick no tardó en confirmar que tampoco era infalible. Desde el tee del 17 se fue al agua, y aunque el dropaje le permitió salvar el bogey cómodamente, quedaba a expensas de Na para conservar el liderato. El coreano-estadounidense había lanzado su bola al búnker de green, por la zona derecha. Y su segundo golpe, desde la arena, había sido demasiado defensivo, evitando como fuera la zona de la bandera para no acabar también en el agua.

Ahí, Kevin Na sacó a relucir su mejor arma de la semana: el putter. En estos cuatro días en el TPC Summerlin, el golfista de Seúl ha pulverizado el récord de mayor distancia de putts embocados en el PGA Tour en un mismo torneo que tenía Ben Martin desde el Charles Schwab Challenge de 2015 con 551 pies y dos pulgadas, hasta establecerlo en 558 pies y 11 pulgadas. Así, con un toque preciso repleto de emoción, logró firmar un par que volvía a poner las tablas en el marcador antes de salir al 18.

La montaña rusa en que se convirtió el desenlace del torneo volvió a darle a Cantlay una oportunidad de ganar. Un putt de unos siete metros y medio para birdie que le habría permitido sellar su segunda victoria en tres años en Las Vegas. Pero su bola se quedó clavada en el borde del hoyo, por la parte derecha, y no quiso entrar, llevando el partido al playoff.

En el primer hoyo del desempate, en el 18 del TPC Summerlin, tanto Na como Cantlay jugaron con una precisión de cirujano. Tirazo desde el tee, approach impecable y putt de birdie. En el segundo, sin embargo, la situación cambió… Patrick se dejó un compromiso importante para par y lo falló, una oportunidad que Kevin, inspiradísimo en los greenes, no dejó escapar.

Putt de metro y medio, brazos en alto y cuarta victoria de su carrera en el circuito, segunda en el Shriners Hospitals for Children Open, con el que estrenó su palmarés en 2011. Abrazado a su mujer y su hija, Kevin Na celebró un triunfo que le permitirá embolsarse 1.260.000 dólares y escribir con letras de oro su nombre en el libro de los récords del PGA Tour. Nadie ha embocado tantos pies de putts en un torneo del circuito estadounidense. Kevin Na y su putter fueron los reyes del juego en Las Vegas.

Consulta aquí los resultados finales del torneo