Chris Kirk se ha impuesto en el Crowne Plaza Invitational con un golpe de ventaja sobre Jason Bohn, Jordan Spieth y Brandt Snedeker. Es el cuarto triunfo del jugador norteamericano en el PGA Tour, pero no es una victoria más. Kirk ha ganado sin estar asistido por su mejor juego, más bien al contrario. Si le preguntan este domingo a Kirk, antes de empezar a jugar, por lo que iba a pasar, se habría decantado más por una tragedia que por una novela épica.
Kirk no ha jugado bien. No ha estado fino desde el tee y ha tenido problemas para dejarse opciones de birdie. Tanto es así que en el hoyo 18, con todo por decidirse y con la necesidad de hacer un par para ganar, Kirk ha optado por jugar la madera 3, en lugar del drive.
Así ha sido toda la vuelta del ganador. Una lucha por la supervivencia que en este caso ha acabado con final feliz. Brillante alrededor de green y muy firme con el putt.
Kirk ha descubierto este domingo una cosa nueva. No necesita estar pegando a la bola como los ángeles para conquistar una victoria en el PGA Tour. Es una cuestión de resistencia, de sabiduría y de no meterse en más problemas de los necesarios. Kirk lo consiguió y por eso se llevó el triunfo. Es su principal enseñanza.
Pareció que el torneo, una vez caídos Ian Poulter y Kevin Na, iría a parar a Jordan Spieth, pero el norteamericano se quedó corto sólo por un golpe, y eso que terminó con birdie en el 18.
