Kevin Na ya estaba en el club cuando los árbitros anunciaron la mala noticia. La lluvia obligaba a retrasar el comienzo del Crowne Plaza Invitational tres horas. El norteamericano agarró tres toallas y se marchó al vestuario. Puso una bajo su cabeza, otra por encima del cuerpo y usó la tercera para cubrirse los ojos. Se tumbó y se echó una cabezadita de una hora. Después, salió a jugar y firmó 64 golpes para colocarse líder empatado del torneo que se disputa en el Colonial Country Club.
«Ha sido un movimiento de veterano», reconocía Kevin Na. Claro que no hay que llevar muchos años en el tour para tomar sabias decisiones. Ben Martin conoció el retraso cuando estaba entrando en el club y ni siquiera entró al vestuario. Dio media vuelta, se metió de nuevo en el coche y se marchó a la casa que tiene alquilada cerca del campo. Otra siesta rápida y vuelta de 66 golpes.
La lluvia marcó el inicio de la prueba del PGA Tour que se disputa en Irving, Texas. No sólo porque retrasó el comienzo del baile, sino porque generó unas condiciones de juego más fáciles de lo que suele ser habitual por estos lares. Nada menos que cuatro jugadores firmaron 64 golpes para compartir la cabeza. Entre ellos, el citado Na, Ryo Ishikawa, Boo Weekley y Jordan Spieth. Se pone interesante el asunto. Es la primera vez que Spieth juega en casa después de ganar el Masters de Augusta. Le tiene ganas al torneo. «He aprendido que a este campo no le puedes atacar constantemente, así que aunque tuviera un hierro 7, 8 ó 9 en las manos, simplemente me dediqué a buscar el green», señaló. Esta sabia estrategia se convierte en oro en manos de un pateador como Jordan. Salvó hasta tres putts de par de entre dos y tres metros y metió uno final para birdie en el 18 desde fuera de green. Así es más fácil olvidarse del trapo.
Precisamente, el putt de Spieth le estaba provocando a Ian Poulter una mezcla de sensaciones. Se movía entre la sana envidia y la nostalgia. Hacía tiempo que el inglés no se encontraba cómodo en los greenes, sin duda, la especialidad de la casa. El británico había perdido esa determinación tan característica suya para meter putts. Sin embargo, hace unos días, repasando un viejo álbum, vio una foto suya pateando y decidió cambiar el grip para recuperar el mismo que veía en la imagen. Espléndida regresión. Vuelta de 65 golpes, a uno de los líderes.
