Tiene 21 años, es profesional desde hace pocos meses y apenas ha disputado siete torneos en el PGA Tour, con un top ten como mejor resultado. Pero Sam Burns demostró ayer, durante la última ronda del The Honda Classic, en Florida, que lo de impresionarse o incluso ponerse nervioso por jugar junto a Tiger Woods no va con él.
El joven golfista de Shreveport, Louisiana, quedó encuadrado junto al exnúmero 1 mundial en el soleado domingo del PGA National. Y no sólo no le amedrentó el hecho de jugar con uno de los mejores golfistas de la historia, ganador de 14 majors, sino que se permitió incluso el lujo de gastarle una broma justo antes de comenzar su partido.
Camino del tee del 1, con cientos de personas esperando ansiosas volver a ver la mejor versión del Tigre con su habitual atuendo rojo y negro de los domingos, Burns se dirigió a Woods para decirle: «Tío, es increíble que toda esta gente haya venido hoy aquí a verme a mí». Una frase que demuestra su descaro y que, como era de esperar, sacó una carcajada al californiano.
Pero lo cierto es que Burns no iba desencaminado. Firmó una tarjeta de 68 golpes, dos menos que la de Tiger, y terminó el torneo en una más que meritoria octava posición, cuatro puestos mejor que su compañero de partido. Y por si fuera poco, Sam está hoy una posición por delante de Tiger en el ranking mundial (388º por 389º de Woods).
Bromas aparte, para Sam Burns, jugar con Tiger Woods fue sin duda una gran experiencia que no sólo le permitió comprobar de primera mano cómo está evolucionando en californiano, sino que le situó en pleno foco mediático. El periodista de Golfdigest Brian Wacker le preguntó tras su ronda cuántos mensajes había recibido después de cuatro horas compartiendo plano televisivo con Woods. Burns, ni corto ni perezoso, sacó su móvil del bolsillo, lo desbloqueó y se lo enseño: «448 mensajes». Genio y figura este chico…
