Ni los más viejos del lugar recuerdan una escena parecida. Quedaban dos semanas para el arranque del Wells Fargo Championship y los greenes del 8 y del 10 amanecieron muertos.
Una afrenta para uno de los escenarios más rutilantes del PGA Tour que cada año deja a los jugadores con la boca abierta. Una afrenta y un desafío. Había que ‘resucitarlos’ como fuera.
El frío del crudo invierno y las intensas lluvias caídas sobre Carolina del Norte se habían llevado por delante estos dos greenes de bentgrass, que en cualquier caso tenían las horas contadas ya que la próxima semana se cambiarán todos por bermuda con vistas al PGA Championship de 2017. Además de dejar inservibles estos greenes, el clima dejó daños en el 12, 13, 9 y 16. Casi nada.
Todo el equipo de especialistas del PGA Tour, en colaboración con el personal de mantenimiento de Quail Hollow, ha trabajado a destajo para salvar los muebles. Los greenes del 8 y del 10 son nuevos, dos recién nacidos que veremos cómo se comportan en la ocmpetición cuando el jueves y el viernes pasen Los greenes no estarán maravillosos, como suele ser habitual por estos lares, pero al menos se podrá jugar con cierta normalidad a partir de este jueves.
Todas las precauciones eran pocas en las horas previas. Se pedía a los jugadores que no tiraran a los greenes afectados más de un approach en la vuelta de prácticas del martes y que no patearan. Además, durante el Pro Am, se montaron greenes provisionales más cortos.
Pese a la preocupación por el estado de los greenes, toda la atención cada vez que el Tour visita Quail Hollow estará en la ‘Milla Verde’. O lo que es lo mismo, los tres últimos hoyos del recorrido, uno de los tramos más duros que se juega en todo el año. Aquí se deciden victorias, se encumbra a ganadores y se arruinan tarjetas. El hoyo más significativo es el 17, un par 3 en península en el que hay que hacer 180 metros de vuelo para salvar el lago.
El PGA Tour recobra la normalidad después del Masters y, pese a la ausencia de Tiger Woods, la participación es espléndida. Están diez de los 25 mejores jugadores del mundo, con especial atención a Rory McIlroy, Webb Simpson, Phil Mickelson, Lee Westwood, Bubba Watson y, por supuesto, el español Sergio García, que vuelve a la competición tras el Open de España. El de Borriol comparte partido con Webb Simpson y Bill Haas.
