John Daly y Little John han conquistado el PNC Championship con un resultado total de -27. Victoria más que merecida para un padre y un hijo que venían buscando este título desde hace tres años. Han sido los mejores y su triunfo es indiscutible. Cómo juega el hijo de John Daly, como el padre, pura naturalidad y agresividad. Va a por todas las banderas y da espectáculo. Está en edad universitaria y no hay que perderle la vista. Sin embargo, aunque el cinturón de campeón haya ido a parar a la cintura floreada de los Daly, el auténtico espectáculo este domingo lo han dado los Woods. Sí, Tiger y Charlie.
Su festival de golf ha sido majestuoso. Han hecho 57 golpes, a uno del récord absoluto del torneo, y han peleado el triunfo hasta el final. Han terminado con -25, a sólo dos golpes de los ganadores. Es una delicia ver competir a Tiger incluso cojeando.
Cómo se ha agarrado al campo, cómo ha sostenido a su hijo cuando había que apretar, a pesar de que a duras penas puede andar. Se le ha hecho largo y los signos de agotamiento y dolor han aparecido en los últimos hoyos, pero a la hora de la verdad ha metido todos los putts que había que meter para pelear por el triunfo. Sólo se le ha escapado el putt del hoyo 18 para haberle puesto incluso más emoción.
Tiger no ha estado mal con el juego largo, pero en esta parcela del juego la clase magistral ha corrido a cargo de Charlie. Sólido como una maza vikinga desde el tee y con un impresionante despliegue con los hierros. Para enmarcar han sido sus dos hierros en los hoyos 16 y 17. Se ha dejado el birdie prácticamente hecho con dos dardos siderales. Especialmente valioso ha sido el del 17, par 3, jugando desde el mismo tee que todos y dejando su bola a poco más de un metro con un hierro 5. Absolutamente fascinante. Cómo ha gozado Tiger.
El PNC Championship ha sido una fiesta del golf y en buena medida ha sido gracias a los Woods. Hay que quitarse el sombrero con el esfuerzo que ha hecho Tiger por acompañar y hacer feliz a su hijo en este torneo. Como dice el propio campeón de quince Grandes aún es muy pronto para verlo competir de nuevo. Su swing no anda nada mal. Pega muy buenos golpes, mueve el palo a la velocidad adecuada y sigue clavando golpes. Su juego corto no está mal, sin ser brillante y su putt ha respondido hoy en el día más importante.
El problema es el que el propio Tiger ha repetido hasta la saciedad en las últimas horas. No está para andar 18 hoyos. Hoy se le ha hecho muy cuesta arriba y ha cojeado de manera muy visible en los últimos hoyos. Aún así, le ha echado casta y ha andado toda la calle del hoyo 18 para acompañar a su hijo en la siempre emblemática llegada al último hoyo del torneo. Muy bonito.
Empieza la cuenta atrás para ver a Tiger Woods de nuevo en competición, aunque es difícil saber qué cuenta atrás es más emocionante, si esa o la de ver a Charlie Woods peleando en grandes torneos amateurs. Su swing es espectacular y ha demostrado un año más que lleva la competición en la sangre. Compite de maravilla. Eso, claramente, corre por los genes. Tiger nunca defrauda. Hoy los Woods se han despedido con once birdies consecutivos entre los hoyos 7 y 17. ¿Alguien da más? Es récord absoluto del torneo. Jamás nadie hizo nada igual. Las cosas de Tiger. Sus récords. Las cosas de Charlie. Vaya parejón.
