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Un reportaje muy interesante publicado por el PGA Tour

Las historias jamás contadas de Scottie Scheffler en el Korn Ferry Tour

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Scottie Scheffler.
Scottie Scheffler.

Fuente: PGA Tour – Artículo original en inglés publicado el 29 de abril de 2025

Un día antes de disputar el Korn Ferry Tour Championship 2019 —su último torneo antes de unirse al PGA TOUR—, Scottie Scheffler conducía un buggie por el Victoria National Golf Club, cubierto de festuca, mientras respondía preguntas rápidas para un video del canal de YouTube del Korn Ferry Tour. Habló de todo un poco, desde su talla de zapato (la había cambiado dos semanas antes por culpa de unas ampollas), hasta de frutas, series de televisión y cortes de pelo.

Scheffler saludaba a sus colegas durante el recorrido y respondía las preguntas con un tono relajado, pero serio. Entonces, en la última pregunta, se puso más reflexivo.

— ¿Cuál es la mejor parte de la vida?, le preguntaron.

— La vida es importante compartirla con gente que disfrutas —respondió—. Si no tienes unos cuantos amigos cercanos y de calidad, no creo que lo que estés haciendo valga la pena, porque quieres poder disfrutarlo con alguien. Encuentra algo que te guste hacer y que puedas disfrutar con otras personas.

Tres semanas antes, una escena reflejó perfectamente ese pensamiento. Había 25 tarjetas del PGA TOUR en juego a través de la temporada regular del Korn Ferry Tour, que finalizaba en el WinCo Foods Portland Open, en el Pumpkin Ridge Golf Club de Oregón. Scheffler llegaba en la tercera posición del ranking, prácticamente con su tarjeta del PGA TOUR asegurada, pero su amigo de la infancia, Vince Whaley, estaba en la cuerda floja. Entró en la semana en el puesto 22 del ranking… y no superó el corte. Tampoco lo hizo Scheffler.

Ambos habían forjado una amistad de casi dos décadas compitiendo en el circuito juvenil y amateur de Texas. En lugar de abandonar la ciudad como suele hacerse tras fallar un corte, decidieron quedarse. La entrega de tarjetas era un momento simbólico, comparable a una graduación. Whaley pasaba el fin de semana haciendo cálculos ansiosos y Scheffler lo notó. Tras un sábado incómodo en el hotel, le propuso salir a jugar el domingo. Jugaron en el Ghost Creek Course, el campo hermano del anfitrión del torneo, acompañados por los padres de Scheffler, Scott Sr. y Diane, quienes caminaron los 18 hoyos con ellos.

Finalmente, los números jugaron a favor de Whaley. Ocupó el puesto 25 y se unió a Scheffler en el PGA TOUR en 2020. Celebraron entre los altos pinos de Oregón, con una cerveza ligera, muchas risas y un video selfie con la etiqueta #TOURBound.

Scheffler estaba en medio de una temporada estelar: terminó primero en la clasificación del Korn Ferry Tour 2019 con 10 top-10 en 20 torneos, incluyendo dos victorias y fue elegido Jugador del Año por votación de sus compañeros. Menos de seis años después, es el Número Uno del mundo, con 13 victorias en el PGA TOUR, dos majors y el oro olímpico en París. Su impecable juego largo, su coordinación y su equilibrio entre la vida personal y profesional se hicieron evidentes por primera vez ese año.

Mientras otros pensaban en el trono, Scheffler pensaba en su amigo.

— El sábado estaba en el hotel haciendo cuentas en una libreta y hablando con Scottie —recordó Whaley—. Me dijo: “Tenemos que sacarte de aquí”, y decidimos ir a jugar al día siguiente. Fue muy divertido. Una vez que salimos al campo, dejamos de pensar en todo.

— Solo quería distraerme —añadió— y funcionó.

Un camino sin garantías

La temporada 2019 fue especial por muchas razones. Ninguno tenía asegurado nada. El Korn Ferry Tour es extremadamente competitivo y solo con resultados consistentes se logra una tarjeta.

— Siempre supe que Scottie podía tener éxito si llegaba al PGA TOUR —dijo su padre en 2024—. Lo que no sabía era si podría pasar el filtro del Korn Ferry Tour.

Pero no había de qué preocuparse.

Scheffler se graduó en la Universidad de Texas en la primavera de 2018, antes de que existiera el sistema del PGA TOUR University. Se lanzó a la difícil ruta de las clasificatorias de los lunes y luego a la Q-School, cuando aún no ofrecía tarjetas directas al PGA TOUR.

En la Primera Fase, jugó en Garland, Texas, las dos primeras rondas junto al ex de los Cowboys Tony Romo. A falta de 12 hoyos estaba tres golpes por debajo del corte. Cerró con 7 bajo par en ese tramo y pasó sin apuros.

En la Segunda Fase, en Mobile (Alabama), firmó vueltas de 66-66-70-66. Así se aseguró una membresía condicional para 2019. En la Final en Arizona necesitaba un par en el hoyo 18 para asegurar calendario. Falló el green, ejecutó un chip perfecto y se dejó un putt corto. Celebró con un puño cerrado poco habitual en él.

— Recuerdo ese momento con claridad —dijo más tarde—. En Q-School hay más presión que en un domingo del Masters. Si fallas, te quedas sin jugar durante todo un año.

Siete meses después de obtener su título universitario, Scheffler tenía trabajo. Nunca miró atrás.

Talento fuera de serie

A lo largo de 2019, Scheffler destacó en estadísticas clave: top 15 en Driving Total, Greens en Regulación y Promedio de Putts. Su 63 final en el NV5 Invitational, remontando seis golpes para ganar en playoff, o su 64 final en el Simmons Bank Open, donde cayó ante Robby Shelton, mostraron su nivel.

Mark Hubbard, quien jugó con él en Nashville, lo dijo claro:

— No sabía nada de él. Pero me impresionó. Fue una ronda sin errores. Un 64 sin esfuerzo y eso no se ve todos los días.

También dejó huella entre sus compañeros.

Jonathan Randolph contó que en una ronda se retrasaron y los pusieron en el reloj… pero no a Scheffler, porque jugaba tan rápido y limpio que no había motivo.

Jugó sin contrato de material, ganando el Nationwide Children’s Hospital Championship con palos de siete marcas diferentes. Apostó por lo que le funcionaba y dio resultado.

—Eso demuestra que apostaba por sí mismo —dijo Randolph—. Pudo firmar por dinero, pero prefirió confiar en su juego.

Dan McCarthy, que le ganó por un golpe en el Club Car Championship, recuerda cómo casi emboca un tiro imposible desde un búnker en el 18:

— Fue milagroso. Pasé de creer que ya había ganado a pensar “tengo que meter este putt si quiero ganar”.

Cody Blick, que lo acompañó en su debut en el Tour, recuerda cómo en un par 5 de 603 yardas sacó un driver desde el suelo y alcanzó el green:

— Ahí supe que era especial. Sabíamos que sería bueno… pero no sabíamos que sería tan bueno.

Más allá del campo

Durante 2019  Scheffler compartió casa en Dallas con Max McGreevy, Grant Hirschman y Charlie Saxon. La llamaban Dirty Meadow. Pasaban poco tiempo juntos, pero cuando lo hacían, las conversaciones eran excéntricas. En plena pandemia debatían cosas como: “¿Cuánto dinero necesitarías para vivir un año en Okmulgee, Oklahoma?”

A veces los padres y hermanas de Scottie venían a ayudar con el jardín, mientras los chicos miraban desde dentro.

— Nos sentíamos mal —bromeó McGreevy—. Pero él siempre fue generoso, pedía comida para todos y ayudaba en todo.

Con Whaley compartió alojamiento en Bahamas, Panamá y otros torneos. En Exuma incluso retó a correr a un lugareño en la playa. En Panamá compartieron baño mientras los dos estaban con un virus estomacal.

Pero el momento más especial fue en Oregón, cuando ambos lograron su tarjeta del PGA TOUR.

—La primera vez que jugué con él, era malísimo —bromeó Whaley—. Seis meses después ya era buenísimo. Y nunca paró.

El final perfecto

Scheffler cerró su temporada con una segunda victoria en el Nationwide Children’s Hospital Championship, la primera prueba de las Finales del Korn Ferry Tour. Ganó por dos golpes en el exigente campo Scarlet de la Universidad Estatal de Ohio. Tras firmar su tarjeta, se enteró de que había ganado. Respondió: “¡Yay!”

Posó con el trofeo y los niños, dio su discurso y luego pasó una hora entera en la oficina de reglas, repasando momentos del torneo y agradeciendo a todos.

Era el mismo chico que había dicho en aquel video:

— La vida se trata de estar con otros.

Cinco años después, reafirma esa idea:

— Mi vida no ha cambiado tanto. Ganar es divertido, pero dura unos segundos. Lo realmente especial es celebrarlo con los que quieres.