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OPINIÓN

Lo que sospechamos que Monahan no podrá (o no querrá) aclarar mañana…

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Jay Monahan. © Golffile | Eoin Clarke
Jay Monahan. © Golffile | Eoin Clarke

El PGA Tour ya tiene sobre la mesa la propuesta de buena parte de los mejores jugadores del mundo, que se reunieron la semana pasada en Wilmington para concretar las reformas y novedades que en un futuro puedan darse en el circuito, con Tiger Woods como maestro de ceremonias y, sin duda, líder del proyecto. Hasta 22 jugadores asistieron a aquella reunión que se extendió durante más de tres horas y en la que, según las noticias que llegan del otro lado del Atlántico, todo parece indicar que se trató seriamente la posibilidad de reunir más veces durante la temporada a los mejores, en aproximadamente quince torneos con ‘field’ limitado (en torno a 60 o 70 jugadores).

Algunos otros profesionales, que no se mueven en las cotas del top ten o top 25 del mundo, y que por lo tanto no estaban en tal reunión, no terminan de verlo claro. Es el caso de Mackenzie Hughes, tal y como recoge Ryan Lavner en GolfChannel.com. El canadiense ha dicho: “odio decirlo, pero esto suena como LIV 2.0”. Hughes no deja de ser, en este caso, el altavoz del pensamiento de otros muchos, y no sólo jugadores…

Y además no le falta razón. ¿Resulta que al final se trataba de replicar en buena parte el formato de LIV Golf? De acuerdo, a tales glamurosos torneos siempre podrá accederse por méritos deportivos, lo que no ocurre en el caso del invento multimillonario saudí, pero eso no quita para que al final puedan encontrarse excesivas y sospechosas similitudes: un field reducido, probablemente la ausencia de corte y cheque asegurado para todos los participantes, que se repartirán bolsas de premios millonarias, en torno a los 20 millones de dólares…

Desde Tengolf lo hemos señalado siempre. No hay deporte tan absolutamente impredecible como el golf, precisamente por la igualdad que existe al máximo nivel. Lo que en otras actividades se entiende como una sorpresa mayúscula no deja de ser moneda corriente en el deporte de los catorce palos. A la larga, en el largo plazo, en la carrera de la consistencia y regularidad, destacan los mejores, por supuesto que sí, pero la incertidumbre es un ingrediente fundamental, precisamente porque siempre está presente.

El pasado viernes, sin ir más lejos, se quedaban fuera del corte Scottie Scheffler y Rory McIlroy, lo que bien podría corresponder a la eliminación de Djokovic y Nadal en primera o segunda ronda de un torneo, coincidencia que no se da ni por asomo y que en golf, esa es la gracia, no deja de ocurrir.

Hasta cierto punto, además, así lo entienden los aficionados, muy capaces de valorar y, sobre todo, disfrutar, el hecho de que, en la parrilla de salida de un gran torneo, incluidos los ‘majors’, puedan alinearse hasta ochenta o cien candidatos reales al triunfo (hay que insistir: esto sólo ocurre de un modo más o menos habitual en el golf, no se da en ningún otro deporte). Es cierto que hay razones comerciales muy bien traídas y estudiadas que aconsejan la reunión de los mejores con mayor asiduidad, pero esta senda hay que explorarla con mucho tiento y sin olvidar las fabulosas peculiaridades del golf.

Estaría muy bien que se reunieran más veces los mejores, hasta ahí estamos todos de acuerdo con los 22 de Delaware. Pero tampoco estaría mal que lo hicieran acompañados por un ‘field’ largo (120, 132, 144 ó 156 jugadores…) y con un corte después de la segunda jornada, que es un hándicap bien probado a lo largo de la historia y que sin duda define también a este deporte.

Es curioso, pero seguro que en reuniones de este tipo rara o ninguna vez habla nadie de ponerse serios con el reloj y de acabar con el infumable tedio de las rondas de cinco horas y media, vicio que seguramente haga más daño que ningún otro al puro espectáculo (que bien le iría al golf una revolución inflexible en este sentido, con rondas que no superaran las tres horas y media en condiciones normales de juego, pero ese es otro cantar…).

Mañana comparece en rueda de prensa en East Lake el máximo dirigente del PGA Tour, Jay Monahan. Ni que decir tiene que la propuesta de los 22 de Delaware al PGA Tour (reunión nada improvisada y que en su día fue respaldada por el propio circuito), será el tema estrella de la sesión ante los medios. Y sospechamos que Monahan no va a poder todavía (o quizá no quiera) entrar en demasiados detalles. En tres fundamentalmente, alguno de ellos ya comentados:

Número de torneos y cuándo se pondrían en marcha (se entiende que como muy pronto sería en la temporada 2023-24).

Número de participantes en cada torneo y si habrá o no habrá corte (aunque se da por hecho que con 60 ó 70 jugadores en ningún caso lo habría).

Y sobre todo: cómo sería el sistema de promoción de jugadores a estos torneos exclusivos, más allá del ranking mundial. El hecho de establecer un acceso directo, por ejemplo, a través de los torneos de ‘segunda fila’, podría dotar al proyecto de mayor elasticidad y, por tanto, dinamismo y emoción. No es fácil dar con una solución que contente a todos, pero quizá en este punto se halle la clave de la unanimidad.

¿Y por qué sospechamos que Monahan no podrá o querrá bajar a la arena de los detalles concretos? Seguramente, porque todavía están en estudio y hay muchos puntos que discutir o consensuar. Además, en este clima de cisma, hay que andarse con mucho cuidado para evitar o atenuar las divisiones internas (ya hemos visto lo que opinan, no sin razones objetivas, todos los ‘Mackenzies Hughes’ que también son miembros del circuito…)

También atiende Rory McIlroy a los medios en el recorrido de Atlanta, escenario del Tour Championship que comienza el jueves. Lo hará justo a continuación de Monahan. Y es posible que el norirlandés, mano derecha de Tiger en la ‘contrarreforma’ del golf mundial, se sienta autorizado para aportar algún detalle nuevo.

En cualquier caso, sería magnífico que ambos pudieran disipar de algún modo la terrible sospecha que sitúa al ‘nuevo’ PGA Tour, en su escalafón más alto, como una mera réplica matizada de lo que LIV vino a proponer. Confiemos en la coherencia vital e intelectual. Y en el sentido común. Y en la vergüenza torera.

2 COMENTARIOS

  1. D9nde queda eso de «lo mejor para el juego»? competir con muchos jugadores? Tener acceso via previas? Cada golpe cuenta y estar hablando de una meritocracia para ganar dinero y no que el último por cuatro días paseándose se lleva un súper cheque? Por la boca muere el pez, no es que se quieran reunir más veces los grandes jugadores sino que los grandes jugadores no quieren jugar tantos torneos como juegan ahora y quieren encima dinero fijo. Es decir publicidad aparte en las mismas razones por las que se han ido al LIV, más tiem0o libre más dinero. Vamos solo les ha faltado reducir a 54 hoyos. Monahan va a hacer lo que sea para mantener a ese grupo auqnue sea a costa del resto de miembros dd pga tour. Que harán los patrocinadores de los torneos segundones cuando vean los field que atraen y consecuentemente la repercusión televisiva de los mismos? Por supuesto con esos torneos se aseguran auto perpetuarse en el ranking en los puestos de arriba jugando siempre los mismos entre sí. Como os gusta tanto las estadísticas históricas a ver cuantos jugadores que no sean del PGA Tour hay entre los 100 primeros del mundo a ver qué ocurre dentro de un año y dentro de dos.

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