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Los clásicos del John Deere

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El John Deere Classic es como una buena película de serie B…No tiene un gran presupuesto, la mayoría de los actores son desconocidos, sólo puede funcionar por el boca a boca, pero siempre deja al público más que satisfecho cuando termina la función. La clave es encontrar los elementos dramáticos que gustan y repetirlos una y otra vez. Hace tiempo que el John Deere los encontró…

Uno es Steve Stricker y el otro es el TPC Deere Run. El favorito y el campo. Ambos son los que tienen la capacidad para hacer que se hable mucho del torneo. ¿El método? Reventando marcas año tras año…

Stricker lleva tres temporadas consecutivas levantando este trofeo. Está a la caza y captura de un póker sensacional e inédito en estos tiempos que corren. De momento, ya está perfectamente colocado en la parilla después de dos rondas. Se encuentra con un acumulado de -10, a tres golpes de Troy Matteson y dos de Jeff Maggert y Brian Harman. Es inevitable que todas las miradas se posen en él. Steve lo lleva con naturalidad. “Mi primer objetivo era pasar el corte y ya lo he conseguido. Ahora veremos qué podemos hacer el fin de semana. Será necesario firmar dos vueltas muy bajas…”, explica.

Y aquí es donde encontramos el segundo elemento dramático que nunca falla en el John Deere. En cada jornada hay al menos un jugador que va a reventar el campo. No hay otra. Sucede sí o sí. Resulta hasta divertido imaginar quién lo hará hoy sábado. ¿Será Stricker? ¿Será Lee Janzen? ¿Ricky Barnes? ¿Robert Garrigus?… Ayer fue Jeff Maggert. Hizo 62 golpes y se colocó segundo, poniendo de manifiesto otra vez que está en plena segunda juventud.

El TPC Deere Run está cuajado de birdies. El enemigo no es tanto el campo, que se deja hacer a gusto, como la ansiedad. Todos salen con la seguridad de que necesitan muchos birdies. Si pasan los hoyos y no llegan, malo. Si se te van las dos primeras oportunidades claras, malo. Es una batalla psicológica. Se necesita paciencia, mucha, casi tanta como en un US Open. Otro tipo de paciencia, está claro, pero paciencia al fin y al cabo.

Los finales de los últimos John Deere también se ajustan a las películas resultonas de Hollywood. Hay sonrisas y lágrimas (las de Stricker cada vez que gana el torneo).

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