Inicio Grandes Circuitos PGA Tour Louis Oosthuizen casi se come crudo el TPC de Boston…

Louis Oosthuizen casi se come crudo el TPC de Boston…

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Louis Oosthuizen (-19) es el líder incontestable del Deutsche Bank, segundo play off de la Fedex Cup, después de la tercera jornada…

Una tarjeta de 63 golpes y, más en concreto, siete birdies consecutivos entre los hoyos 4 y 10, han tenido algo que ver en el asunto. El sudafricano saldrá el lunes con tres golpes de diferencia sobre su inmediato perseguidor, Rory McIlroy (-16), que capeó como buenamente pudo el temporal.

Da la sensación de que Oosthuizen no siente ni padece en el campo. Y en ocasiones hasta parece dejar en punto muerto el corazón cuando agarra un hierro. O el putter. Sin pulsaciones que lo alteren. Su recital por los primeros nueve hoyos, que despachó en 29 golpes, es de los que dejan huella. Parecía jugar en el patio de atrás de su granja, allá en Sudáfrica, y resulta que es la primera vez que pisa el TPC de Boston (Norton, Massachusetts). Así funcionan los killers. A su lado, McIlroy llegó a parecer por momentos un pipiolo.

El sudafricano cogía todas las calles y cazaba absolutamente todos los greenes. Además, su putter no daba respiro: embocaba dos putts de más de seis metros (hoyos 5 y 6), otro más de unos siete metros (hoyo 9) y hasta uno de más de doce metros (hoyo 8). Ante semejante ciclón sólo queda resguardarse.

Confesaba Louis después de su vuelta que en el hoyo 10, cuando acumulaba un parcial de ocho menos en el día, llegó a pensar en la cifra mágica de los 59 golpes, pero también puntualizaba entre bromas y veras que hubiera sido muy duro salir a jugar la última jornada después de firmar un ‘cincuenta’… En realidad, su juego apenas se alteró por los segundos nueve: siguió pegando golpazos a por las banderas y pateando para birdie casi en cada estación. Pero la estadística y ese reflejo puñetero que el golf siempre acaba mostrando, estaban en su contra.

Además, en el 16, par 3, sufría un percance después de pegar en el tee con su hierro 9. Un pequeño pinchazo debajo del hombro derecho. «También lo sentí en el golpe de salida del 17 y en el segundo golpe, pero luego en el 18 ya no, así que no es nada importante», confirmaba el propio jugador. Sea como sea, el caso es que en ese 17 firmaba el único bogey de una vuelta esplendorosa.

McIlroy, por su parte, aprovechaba la tregua que su compañero de partido le daba por los segundos nueve para evitar una goleada de escándalo y, sobre todo, para dejar aún abierto el torneo. Lo hizo con tirazos marca de la casa. Y lo cierto es que no resulta nada sencillo esperar tu momento cuando ves que a tu lado alguien ha abierto la caja de Pandora… «La clave fue que estuve paciente y en el hoyo 12 al fin celebré que por fin tenía de nuevo el honor de pegar primero. Louis es de esa clase de jugadores que pueden hacer lo que él ha hecho. Es muy explosivo. Fue algo grande de ver. Así que estoy feliz con mi resultado, por dejarme opciones para la última ronda», confesaba el norirlandés.

Tiger Woods (-13), por su parte, cumplió con un 68 en el día, pero tal y como marchaban las cosas detrás de él, en el partido estelar, esto no era suficiente. En realidad, mostró de nuevo la punta de esos picos de irregularidad que tanto daño le están haciendo este año durante los fines de semana.