Inicio Grandes Circuitos PGA Tour Maldito mayo … Maldito 17

Maldito mayo … Maldito 17

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En la sala de prensa y en los aledaños de los hoyos 9 y 18 de TPC Sawgrass, las lamentaciones por la diferencia climática entre la ronda de la mañana y de la de la tarde se mezclaban con críticas veladas a la dureza, casi injusta, del hoyo más famoso del golf: el 17…

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El hoyo 17 de TPC Sawgrass.

Fred Couples, tras su ronda de 70 golpes (dos bajo par), se quejaba de la combinación viento-campo: "Si vamos a mover este campeonato a mayo, no es bueno tener un torneo en el que hay que jugar tres de los cuatro días con vientos de 30 kilómetros por hora. Este campo no está diseñado para eso".

Els, tras irse al agua en el 17, decía abiertamente que no le gustaba el hoyo. Claro que lo decía después de hacerse un doble bogey por quitarle demasiada fuerza a un palo que era largo para el hoyo (pensaba que no llegaría con su 54 grados y dio un wedge suave que se quedó corto).

El propio Tiger Woods ha manifestado en alguna ocasión que el green de la isla tampoco le hace mucha gracia. Nick Faldo, comentando la retransmisión televisiva del The Players para Golf Channel, aseguraba que es un hoyo emocionante, que hace afición y que tiene su estrategia. "No se puede llegar al 17 y tomar la decisión en ese momento. Hay que tener el hoyo planeado desde la semana anterior", explicaba Faldo a los televidentes. 

Por su parte, el actual campeón del torneo, Phil Mickelson, empleó un tiempo récord para decidir qué palo iba usar en el diabólico 17. Con cronómetro en pantalla, Mickelson tardó 2 minutos y 39 segundos en dar el golpe, precisamente en estos días que tanto se habla de acelerar el juego, y con un compañero de partido, el sudafricano Rory Sabbatini, que detesta las pérdidas de tiempo. Al final de su ronda, Mickelson se justificó diciendo que el viento estaba cambiando, y que tuvo mucha suerte porque su golpe –que quedó a un metro de bandera y le permitió hacerse birdie– iba dirigido seis o siete metros más corto.

Lo cierto es que el viento se levantó a medio día y los partidos de la mañana no lo sufrieron tanto como los de la tarde. El viento no sólo condicionó los golpes, sino que secó y endureció los greenes. Fred Couples lo decía claramente. "No quedan marcas en el green. Nos agachamos para hacer que estamos arreglando el pique, pero no hay nada".

Y parece que mañana habrá todavía más viento.