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El de San Diego se lleva el The Match en el cuarto hoyo del desempate

Mickelson gana a Tiger y se lleva los nueve millones de dólares

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Phil Mickelson, sonriendo junto a Tiger © The Match
Phil Mickelson, sonriendo junto a Tiger © The Match

El Shadow Creek de Las Vegas acogió esta tarde noche uno de los duelos más esperados en la historia del golf. Tiger Woods y Phil Mickelson frente a frente. Un mano a mano con nueve millones de dólares de premio para el ganador que, como buen espectáculo televisivo, se resolvió de la manera más emocionante posible, en el cuarto hoyo de desempate, con victoria para el golfista de San Diego.

Mickelson, de negro, hizo honor al Black Friday. Woods, con su clásico uniforme de los domingos, con polo rojo y pantalón negro, confirmó desde su aparición en el campo que hoy era un día especial. Y aunque ninguno de los dos desplegó su mejor juego, la escena fue apasionante, con iluminación especial para el tramo final y el añadido de poder escuchar todas las conversaciones de los jugadores en directo, una innovación que tal vez pueda tener recorrido en el futuro en los torneos.

El match empezó fuerte. Mickelson había apostado 200.000 dólares a que haría birdie en el hoyo 1 de Shadow Creek. Sin embargo, falló un putt de poco más de dos metros, igualando el par que Tiger había firmado poco antes. El californiano se llevaba plácidamente el primer reto del día, un dinero que irá a parar a su Fundación. Además, se permitió el lujo de ‘vacilar’ a Mickelson diciéndole que su putt llevaba «buena velocidad»…

Pero su intento de sacar de sus casillas al golfista de San Diego a las primeras de cambio no funcionó. En el hoyo 2, ninguno cogió green, pero chipearon para dejarse una clara opción de par. Mickelson la embocó con facilidad, pero a Tiger la bola le hizo una espectacular corbata situándole uno abajo en el marcador. Falló un putt de poco más de un metro, algo pocas veces visto en Woods… De hecho, la temporada recién finalizada embocó 810 de los 840 putts de menos de metro y medio que tiró (un 96,43%).


«En la vida he visto a Tiger fallar uno de esos», dijo Mickelson devolviéndole la moneda… Y para desengrasar un poco el asunto y quitarle importancia al primer pique de la noche, bromeó comentando que donaría «medio millón de dólares a la caridad su nos dejan usar carritos en los segundos nueve hoyos». Más quisiera…

En el hoyo 3, la bola de Tiger desde el tee se fue a la derecha, terminando en el rough detrás de unos árboles. Cuando el californiano llegó hasta allí, lo único que pudo decir fue: «Esto apesta». Y aunque su recuperación no fue especialmente buena, logró salvar el par. Phil, que había cogido calle, tuvo opción de birde para ponerse dos arriba, pero falló con el putter…

En el 4, un par 5 largo, el Tigre se fue de nuevo a la derecha con el drive. Pero su segundo golpe fue una recuperación impecable, tal vez su primer gran tiro del viernes, y logró firmar un birdie para empatar un hoyo que parecía tener perdido. Mickelson seguía uno arriba, pero con la sensación de estar empezando a dejar escapar oportunidades para decantar a su favor el match…

En el 5, un par 3 de 137 yardas, volvieron las apuestas. Se jugaron 100.000 dólares al que dejara su bola más cerca del hoyo desde el tee. Esta vez ganó Mickelson, que ejecutó un tiro impecable y plantó su bola a poco más de dos metros de la bandera. El dinero será para la obra benéfica que él mismo determine. Sin embargo, no logró firmar el birdie, dejando escapar otra oportunidad de ampliar su ventaja.

Ninguno de los dos hizo birdie en el 6, manteniéndose la ventaja para Mickelson (Woods intentó apostar desde la calle, aunque Phil no picó…). Pero en el 7, Tiger logró empatar el partido. El californiano firmó su segundo birdie de la tarde, de nuevo en un par 5, mientras que Phil se atascó en un búnker. Duelo igualado a punto de llegar al final de la primera mitad del campo.

En el 8, otra apuesta: 200.000 dólares al que dejara la bola más cerca de la bandera desde el tee. Tiger se mostró de nuevo impreciso en un par 3 y dejó su bola a más de 12 metros de la bandera. Demasiada ventaja para Phil, que no perdonó y se embolsó otra importante suma de dinero para obras benéficas. Y en pleno green, otra apuesta más: el Tigre se jugó un tres contra dos, 75.000 dólares si Phil hacía birdie, 50.000 si lo hacía él. Woods pateó primero y dejó la bola a más de dos metros, pero después volvió a fallar… No perdió la apuesta porque Phil también falló, pero sí el hoyo… para ponerse de nuevo uno abajo.

Mickelson estaba imponiéndose en los greenes utilizando un nuevo prototipo de putter de Odyssey, con una parte de grafito y otra de acero. Y eso que no estaba siendo especialmente preciso… Algunos como Justin Thomas lo dejaban claro: si hubiera estado fino, el match estaría ya prácticamente visto para sentencia.

En el 9, un par 4, se vinieron arriba. Se jugaron un millón de dólares para ver si alguno era capaz de firmar un eagle embocando desde la calle. Al partido empezaban a sumarse a distancia muchos de los mejores jugadores del mundo, como el actual número 1, Justin Rose, o el que lo fue durante muchos meses, Dustin Johnson.

Ninguno de los dos hizo eagle, como se esperaba. Y viendo su pobre actuación en los greenes, empezaron a salirles oponentes por todas partes. Como Charles Barkley, uno de los comentaristas especiales del evento junto a Pat Pérez, Samuel L. Jackson o Ben Stiller. «Yo podría ganarle a cualquiera de estos dos hoy», dijo el exjugador de la NBA. Razón no le faltaba.

Otro par más para la colección que permitía a Mickelson salir a los segundos nueve hoyos del Shadow Creek uno arriba. Buen momento para ganarse a los aficionados con su famoso baile…

En el 10, de nuevo par y par. Y en el 11, más apuestas: otros 200.000 dólares en juego al que lograra un eagle desde la calle. Habrá que ver de dónde sale el dinero, porque el colapso en la web de contratación del pago por visión obligó a B/R Live a ‘abrir’ la retransmisión para que pudiera verse gratis en Estados Unidos. Ninguno ganó la apuesta, pero Tiger se llevó el hoyo para empatar el partido otra vez.

Y en el 12, más complicaciones para Phil. Su pobre salida desde el tee coincidió con el que, tal vez, fue el mejor drive del día para Tiger. Además, el californiano firmó una genialidad con el wedge para dejarse el birdie hecho. Tanto fue así que Mickelson se lo concedió. Uno arriba para Woods, que lograba su primera ventaja del día en el match.

En el par 3 del 13, 300.000 dólares de apuesta para el que dejara la bola más cerca de la bandera. El golpe del Tigre terminó a menos de cinco metros del hoyo, pero Phil estuvo más fino y se llevó de nuevo el bote. Tercera apuesta de puntería para el de San Diego. Además, firmó un birdie para empatar de nuevo el partido. Máxima emoción con cinco hoyos por jugarse. Nadie quería perderse el final, ni Jon Rahm, que aprovechó para bromear por el mal juego…

Apuesta nueva en el 14: otros 100.000 dólares para el drive más largo… pero los dos terminaron en el bunker, así que apuesta fallida. En cualquier caso, lograron fabricarse sendas oportunidades de birdie, a tres metros y medio Phil y a tres metros Tiger. Aunque ninguno de los dos acertó, así que el empate siguió en el marcador con cuatro hoyos por jugarse.

En el 15, buenos tiros desde el tee de Phil y Tiger, y malos segundos golpes. Mickelson mandó su bola al público (sí, en teoría el partido era a puerta cerrada, pero entre 300 y 400 VIPS de Las Vegas siguieron a los jugadores por Shadow Creek) y Woods se quedó corto de green. El californiano se fue largo en su approach y falló el putt de dos metros y medio para par. El de San Diego no perdonó y recuperó el uno arriba con tres hoyos por jugarse.

Mientras se decidía quién ganaba finalmente el match, Jon Rahm dio una idea desde la distancia: que el ganador donara el premio millonario a las familias de las víctimas del asesinato múltiple de Las Vegas de hace un año.

En el 16, Tiger tuvo un putt largo para empatar el partido. Pero no pasó ni cerca del hoyo… «No he tirado ni un putt bueno en todo el día», lamentó Woods, cada vez menos pendiente de que los micrófonos estaban abiertos durante todo el duelo.

Ambos llegaron con máxima tensión al penúltimo hoyo de Shadow Creek. Phil, con opciones de cerrar el match. Tiger, con el objetivo de empatarlo y jugárselo todo a la carta del 18. El de San Diego dejó su bola a unos cuatro metros del hoyo. La de Tiger casi todó la bandera y se fue un poco larga, hasta le borde trasero del green.

Y en el momento más delicado, el Tigre sacó su magia… Maravilloso chip para firmar un birdie sensacional y poner contra las cuerdas a Mickelson, que falló su putt. Empatados al hoyo final. Más emoción, imposible. «Como en los viejos tiempos», le dijo Woods a su caddie. «Llevas 20 años haciendo lo mismo, no sé por qué me sorprendo ahora», dijo Phil. Cuánta razón los dos…

En el 18, buen drive de Tiger, en la calle. Mickelson, tal vez pensando todavía en cómo su ventaja se había ido cuando vislumbraba el triunfo, terminó en el rough. Pero su segundo tiro fue bueno, mientras el del californiano sobrevoló la calle quedándose a una distancia prudencial de la bandera.

El Tigre pateó primero y su bola terminó a algo más de metro y medio del hoyo. Phil tuvo ahí la victoria, pero su putt no encontró su destino… Woods cerró el 18 con birdie y concedió el suyo a su amigo y rival (de más de un metro, estuvo generoso…), así que de vuelta al 18 para el primer hoyo de desempate. Todo previsto en Shadow Creek, con iluminación especial y un plan preparado en caso de empate (un hoyo extra y desempates a 93 yardas en un hoyo especial).

El premio, esperando al ganador
El premio, esperando al ganador

El primer hoyo de desempate arrancó con un mal tiro desde el tee de Tiger, que se fue entre los árboles. Y un mal segundo tiro de Phil, que terminó en el bunker. El californiano firmó un muy buen tercer golpe con el wedge para dejar su bola a unos dos metros y medio del hoyo… Mickelson falló su putt, bola de partido para Woods, pero su bola rozó el hoyo y no entró.

Otro desempate. Esta vez, en un par 3 reconvertido de tan solo 93 yardas. Luces encendidas, y a jugar. Tiger golpeó primero, su bola rebotó en un espectador y regresó al green. Phil cazó el green a la primera, dejando su bola más cerca del hoy que la del californiano, que se quedó a unos seis metros.

Phil Mickelson y Tiger Woods © The Match
Phil Mickelson y Tiger Woods © The Match

Con un buen chip, Tiger dejó el par dado. Phil tenía un putt de unos cinco metros para ganar… Y también devolvió el regalo. Su bola se quedó corta, así que de vuelta a la casilla de salida. A jugar otra vez el par 3 de 93 yardas. Woods de nuevo primero y otra vez largo. Y Phil, tirazo para dejar su bola a metro y medio del hoyo. «Ahí está», dijo camino del green…

El Tigre volvió a chipear realmente bien, pero su bola se fue por la izquierda del hoyo. Segunda oportunidad consecutiva para Mickelson de ganar el match y los nueve millones de dólares… ¡y falló con corbata incluida! Woods tenía aún que cerrar el par con un putt de metro y medio, pero Phil no le dejó ni intentarlo: «No pienso ganar así, vamos, vamos». De vuelta al tee, a por el 22º hoyo del partido.

Tercer intento en el par 3 corto. El tiro de Tiger, a tres metros del hoyo. El de Phil, más cerca todavía, en una clarísima oportunidad de birdie… y tal vez de victoria. Woods falló su putt, firmando un nuevo par. Y esta vez Mickelson no perdonó… Birdie, hoyo y partido. El de San Diego, en el cuarto hoyo de desempate, conquistó el The Match de Las Vegas y el premio gordo de nueve millones de dólares.

La anécdota curiosa llegó en la entrega del premio. Además de los nueve millones y las apuestas que ganó durante el duelo, a Phil le esperaba un cinturón con diamantes incrustados, al más puro estilo de los combates de golf… pero le quedaba pequeño. «El cinturón es de la talla de Tiger, no me queda bien», bromeó Mickelson, el gran triunfador de la noche de Las Vegas.