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Muere uno de los últimos genios modernos en el diseño de campos de golf

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Pete Dye.

Paul (Pete) Dye, que removió la arquitectura moderna de campos de golf mediante el diseño y construcción de recorridos distintos y difíciles, auténticos desafíos que hacen que hasta los golfistas más expertos se rasquen la cabeza con frustración, murió este jueves a los 94 años.

Puso su firme a docenas de campos, muchos de ellos realizados en sociedad con su esposa de 68 años, Alice. Algunos de sus trabajos se encuentran entre los más conocidos del mundo: THE PLAYERS Stadium en TPC Sawgrass, en Ponte Vedra Beach, Florida, hogar del THE PLAYERS desde 1982; Harbour Town Golf Links en Hilton Head Island, S.C., sede de un torneo anual del PGA TOUR desde 1969; Whistling Straits (Straits Course) en Haven, Wisconsin, tres veces sede del PGA Championship.

«Cada sitio potencial que veo trae nuevos desafíos y sigo aprendiendo más cada día», escribió Dye en 2013 en una edición actualizada de sus memorias de 1994, ‘Bury Me in a Pot Bunker’. «Mi inspiración proviene de los propios golfistas, quienes, a pesar de patear y maldecir, intentan encontrar en un paseo por un diseño de Pete Dye algo memorable».

Su seña de identidad son greenes pequeños y movidos, búnkers exigentes, montículos severos y obstáculos de agua ubicados estratégicamente. Dye construyó campos que desafían la mente de un golfista antes de decidirse por un tiro. Su trabajo se asemejaba a la filosofía del legendario escritor británico Bernard Darwin cuando decía que «el golf en su mejor momento es una aventura perpetua» y que «debería ser un negocio arriesgado».

Las creaciones vanguardistas de Dye se podrían definir perfectamente con una frase suya: «El golf no es un juego justo, entonces, ¿por qué debería construir un campo de golf justo?» Su personalidad como arquitecto poco tenía que ver con su manera de ser fuera de los lápices, amable y generoso. «Me gusta mucho sorprender a las personas que generalmente no reciben ninguna propina, como la chica del mostrador de helados», dijo Dye a Golf Digest en 2002. «La deja feliz y hace que mi helado sepa mejor».