Poco antes de arrancar la tercera ronda del Quicken Loans National, hace seis días, el chileno Joaquín Niemann estaba calentando en la cancha de prácticas del TPC Potomac. Salía a jugar unos minutos después. A su lado se encontraba un tal Tiger Woods, quien tras ver el swing del joven de 19 años dijo a los que tenía a su vera: “impresionante”.
La anécdota la cuenta hoy Steve di Meglio en el USA Today y es una perfecta metáfora de lo que está consiguiendo Niemann desde que aterrizó como un elefante en una cacharrería en el mundo profesional. Semana tras semana, el golfista nacido en Talagante y criado en Santiago ha ido dejando con la boca abierta a propios y extraños, hasta el punto de que está a un paso de lograr lo que sólo Jordan Spieth y Jon Rahm pudieron hacer en los últimos diez años, es decir, lograr la tarjeta del PGA Tour sin pasar por la Escuela o el Web.com Tour.
Entre zurdos anda el juego en el Greenbrier
Su última demostración ha llegado en la primera ronda del A Military Tribute at The Greenbrier hace tan sólo unas horas. Niemann entregó la mejor tarjeta de la mañana (63 golpes) para un total de siete bajo par y se encuentra en la tercera posición, a dos golpes de Webb Simpson (-9), campeón del THE PLAYERS, y a uno del coreano Whee Kim. Es una muesca más en el cinturón del jugador de Chile.
Joaco, como le conocen sus más próximos, se hizo profesional después del Masters de Augusta. Desde entonces ha jugado siete torneos con un balance de tres top ten, cuatro top 20 y tres cortes fallados. Lo más curioso de sus resultados es que, de momento, su trayectoria es singular: o falla el corte o está arriba. No tiene término medio. Por ahora, este balance le ha valido la condición de miembro temporal, lo que le permite recibir un número ilimitado de invitaciones. Ya tiene seguros cuatro torneos más, aunque su objetivo es jugar también el Open Championship.
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De hecho, esta misma semana tiene una buena oportunidad, ya que los cuatro primeros del Greenbrier dentro del top 12 que no estén ya clasificados, conseguirán billete para Carnoustie. Sería su semana redonda, puesto que acabar en el top 12 le valdría de una tacada el Open y la tarjeta del PGA Tour para el próximo año. Es más, para este último propósito, incluso le podría ser suficiente con un top 20.
