Día de contrastes marcados, de luces y sombras (metafóricas y literales), de errores y, en última instancia, de golf de muchos quilates en la cuarta jornada, que por una vez no fue decisiva, del Farmers Insurance Open, finalizada con cinco hoyos de desempate que no sirvieron para dilucidar el campeón del torneo. Los aspirantes a la victoria, el sueco Alexander Noren y el australiano Jason Day. Uno de ellos alzará este lunes el trofeo que el año pasado levantó el español Jon Rahm.
“El que se mueve no sale en la foto”, fue una célebre máxima pronunciada por Alfonso Guerra y que en absoluto estaba referida al ámbito deportivo, pero durante gran parte de la última jornada del Farmers Insurance Open parecía aplicarse a los primeros clasificados. Cierto es que el recorrido sur de Torrey Pines se defendía con fiereza y se parecía más a su versión “U. S. Open” que a la cara que presenta cuando acoge un torneo del PGA Tour, pero en la zona alta de la clasificación hubo más precauciones y dificultades que lustre. Algunos de los favoritos tras la tercera jornada no tardaban en despeñarse (como Gary Woodland, Michael Kim o, por desgracia, Jon Rahm), y entre los más destacados solo Jason Day parecía dispuesto a pasar a la ofensiva, con cuatro birdies en sus nueve primeros hoyos, mientras que Alex Noren y Ryan Palmer aguantaban a duras penas el tirón.
Sin embargo, a partir de ahí llegó la parálisis, la guerra de desgaste y los apuros repartidos equitativamente entre quienes se asomaban a la cabeza. El que se movía, caía, y por detrás no llegó a haber ningún ataque furibundo desde la segunda línea. Al final, el tamiz de Torrey Pines dejó a tres jugadores empatados con -10, Alex Noren, Jason Day y Ryan Palmer, enganchado al playoff gracias a un birdie postrero, y el día tristón se convirtió en un auténtico espectáculo.
Jason Day y Alex Noren libraron un tú a tú espectacular, cuanta menos luz había, más brillaba su juego
Palmer cayó a las primeras de cambio, pero Jason Day y Alex Noren libraron un tú a tú espectacular, firmando birdies en sus dos primeros hoyos del desempate y dejándose opciones en los dos siguientes. Cuanta menos luz había, más brillaba su juego, pero los rivales se vieron obligados a posponer unas horas el intercambio de golpes a causa de la oscuridad después de firmar sendos birdies en el quinto hoyo del desempate.
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Con respecto a Jon Rahm, el español no tardó en descolgarse de la lucha por el título. El astro de Barrika anduvo más acertado desde el tee, pero sus desajustes en los tiros a green y, sobre todo, con el putter le relegaron al poco de empezar su vuelta. Una racha funesta de cuatro bogeys consecutivos entre el 3 y el 7 le dejaron sin aire y con demasiado trabajo por delante, y tampoco estaba el campo sur de Torrey Pines como para dar muchas alegrías. Rahm siguió porfiando, pero la segunda mitad del recorrido, que el año pasado le encumbró, tampoco le concedió excesiva tregua. Al final, 77 golpes, -2 en el acumulado y vigésima novena plaza.
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Por su parte, Tiger Woods remató el torneo con una meritoria vuelta de par y ascendió hasta la vigésimo tercera plaza. Satisfecho por su regularidad en Torrey Pines y por haber suplido con calidad y garra sus carencias desde el tee de salida, Woods ha dado un importantísimo paso en su regreso a la alta competición. Sin duda, el californiano volverá a acaparar todas las miradas dentro de quince días, cuando pinche bola en Riviera Country Club para disputar el Genesis Open.
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