Patrick Reed saldrá de líder en la última jornada del Northern Trust, pero el ganador del Masters 2018 no estaba viviendo su mejor año. Después de fallar el corte en el PGA, allá por el mes de mayo, se sentó con su equipo en busca de soluciones que después y poco a poco iban a ir dando sus frutos.
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Tanto es así, que en realidad el texano sentía, siente, que durante el último mes y medio ya estaba jugando un golf mucho mejor y más consistente. Sólo faltaba que cuadraran los números, aunque en el British Open, por ejemplo, ya finalizaba en una notable décima posición, y en el último campeonato del mundo era duodécimo.
Restaban esos pequeños detalles que ayudaran a cuadrar el círculo. Y uno de ellos lo encontraba Reed antes de salir a jugar la última ronda del Wyndham Championship de la semana pasada. Fue entonces cuando se decidió a cambiar la bola…
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“Estaba pegando demasiados tres cuartos de golpe, con un ‘release’ (*) de diez metros con un hierro 9 en las manos. Eso no podía ser buena cosa… Así que decidí usar una bola más blanda, una bola con la que pegar tiros más altos. Me fui a la 17 Pro V”.
Pues bien, con la nueva bola en la bolsa, cerraba aquella última jornada del Wyndham con -7, y acto seguido ha firmado vueltas de -5, -5 y -4 en el Liberty National. Como para no estar contento. Son esos pequeños detalles que a un amateur medio le parecen marcianos, pero que para un profesional de élite pueden ser decisivos.
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(*) El ‘release’, para entendernos, es la distancia que los jugadores calculan que la bola debe botar antes de la bandera para dejarse una buena opción de birdie, normalmente atendiendo a la firmeza de los greenes.
