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Poulter se autoimpone un castigo ejemplar por incumplir una norma del PGA Tour

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Ian Poulter. © Golffile | Brian Spurlock
Ian Poulter. © Golffile | Brian Spurlock

No hay duda alguna de que Ian Poulter es un golfista diferente. Se sale de la norma. Tiene sus propios códigos y jamás deja a nadie indiferente. Es especial incluso para cumplir sanciones. Que se lo pregunten si no al PGA Tour. El periodista Doug Ferguson ha sido el encargado de sacar a la luz la historia.

Recordarán que el año pasado todos los focos apuntaron a final de temporada a Jordan Spieth por incumplir el mínimo de torneos que estipula la normativa del circuito americano. El reglamento dice que todos los jugadores deben disputar 25 torneos salvo que jueguen uno en el que no hayan estado presentes en los últimos cuatro años. Spieth no cumplió la segunda parte de la ecuación y se quedó en 24 torneos al no clasificarse para la Final de la FedEx Cup. Un error de cálculo.

Pues bien, Spieth no fue el único caso. Lo mismo le ocurrió a Ian Poulter. La diferencia es que la sanción que se le ha impuesto al texano no se ha hecho pública (si es que se ha producido alguna sanción), mientras que la del inglés ha sido él mismo el encargado de sacarla a la luz.

Después de ganar en Houston, Poulter ya tenía muy claro que no iba a poder cumplir con el mínimo de torneos y decidió reunirse con el PGA Tour la semana después del Masters en Hilton Head. «Les dije: ‘¿Cómo quieres hacerlo?’ Voy a ser la primera persona que incumple esta norma y será llamativo», dijo Poulter. “Me gustaría dar algo de vuelta por este incumplimiento y se me ocurre que podría cumplir con alguna obligación”.

La propuesta de Poulter fue de lo más original. Su primer compromiso fue jugar el Sentry Tournament of Champions, donde no acudía desde 2013 y quedarse la semana siguiente para jugar el Sony Open. “Con esto rellenaba dos casillas”, asegura el británico. Sin embargo, no se quedó sólo con esto. Además, realizó una oferta muy especial e irrechazable.

Concretamente, propuso un día con invitados de un torneo. Como se saltó el Wyndham Championship, ya que de haber jugado habría llegado a la Ryder Cup con nueve semanas consecutivas de competición a sus espaldas, fue ese patrocinador, Wyndham, quien eligió a los invitados de Poulter.

Ocho de sus clientes acudieron a la casa del jugador inglés en Orlando, Florida. “Lo pasamos muy bien. Jugué nueve hoyos con cada uno de los grupos de cuatro, paramos para comer un poco y a algunos de ellos me los llevé a mi casa para enseñarles mi colección de coches y mi particular museo de la Ryder Cup”, explica.

En ese museo, Poulter tiene trofeos de la Ryder, cartas de Arnold Palmer, 60 bolsas de palos completas de sus 20 años de carrera, libros de yardas y lo que podría ser la joya de la corona. Ha colocado en una pizarra gigante el mensaje de texto que le mandó José María Olazábal en diciembre de 2012, después de la Ryder Cup de Medinah. Poulter asegura que nunca lo contará. “Quien quiera saberlo tendrá que venir a mi casa”, afirma.

Así, Poulter ha pagado su sanción jugando dos torneos y dedicando ocho horas de su vida y su casa a varios clientes de un patrocinador del PGA Tour. Y todos tan contentos. Genio y figura.