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¡Qué lindo, Cabrera!

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ImageÁngel Cabrera ha sido el mejor, el más regular, el único capaz de jugar dos dias en Oakmont por debajo del par, lo que ya es mucho decir. Más, si uno de esos días resulta ser la jornada dominical, donde te juegas los cuartos sin apenas margen de error. Qué lindo torneo, Ángel, dominador, sereno, qué lindo que ganaras con ese aplomo.

En ocasiones cometemos el error de catalogar a un jugador por un sólo rasgo de su juego. Cabrera, por supuesto, lleva colgada, y a mucha honra, la etiqueta de pegador descomunal. Y lo es, lo es… Pero es algo más. Ayer, por ejemplo, dio una leción de temple y precisión en los golpes de aproximación a green. Ayer, asimismo, salvo errores puntuales, leyó a la perfección la estrategia de cada hoyo y salió a jugar a por la victoria, apretando cuando debía y guardando el driver si hacía falta, sobre todo en la recta final (como por ejemplo en el hoyo 18, el más complicado a lo largo y ancho del torneo).

Cabrera, al fin, alza un trofeo en Estados Unidos. Y qué trofeo. Después de cuarenta años, un argentino vuelve a ganar un grande (desde que Roberto De Vicenzo se impusiera en el British en 1967) y ya se sabe lo que esto puede y debe suponer… Si la 'cantera' del golf albiceleste es una magnífica y prometedora realidad desde hace años, con excelentes jugadores a los que vemos semana a semana en nuestro circuito Europeo, este empujón puede resultar decisivo. De eso sabemos mucho en España, donde los Seve y Olázabal sembraron semillas que aún siguen germinando…

Cabrera llegó este domingo desde atrás, después de sufrir muchas dificultades el sábado y, además, ayer se le fueron cayendo rivales por detrás rápidamente. Para muestra, el triple bogey de Aaron Baddeley en el hoyo 1… En el sprint final, Jim Furyk y Tiger Woods fueron los únicos capaces de darle réplica. Furyk apretó con tres birdies consecutivos en los hoyos 13, 14 y 15… Realmente pareció por momentos que se iba a apuntar su segundo US Open, pero fue a por todas en el 17, un par cuatro corto, buscando el green con el driver, se lió y firmó el bogey. A Tiger le ha faltado ese 'punch' de otras veces. Incluso el sábado, cuando jugó de maravilla de tee a green, no supo convertir ese juego en los birdies a que nos tiene acostumbrados. En la jornada final, más o menos lo mismo. El putter, gran aliado del número uno en las grandes citas, no anduvo tan caliente.

"Jugué espectacular, como tenía que jugar". Pues eso. Quien lo dice es Ángel Cabrera, y a veces no hay mejor resumen que una sentencia tan sencilla. Y añadía casi riendo: "cuando estaba ya en la casa club sólo pensaba en que Tiger y Furyk no hicieran birdies…" Y no los hicieron. Cabrera será portada mañana de todos los diarios argentinos, el ídolo de todo un país en el día del Padre. Sin embargo, con su modestia habitual, aseguró ayer cuando recogía el trofeo que "la máxima estrella del deporte argentino en este momento es Ginobili"…

Una mención especial merece el extraordinario torneo completado por Pablo Martín Benavides. El malagueño realizó una última vuelta de +3 para un total de +17 y concluir de esta forma en un brillante 30º lugar. Impresionante bagaje para un debutante de un 'grande' y para un casi debutante en el circuito como profesional, ya que se estrenó hace un semana en St. Jude. Especialmente meritorio fueron los últimos nueve hoyos del español. Firmó tres birdies y un bogey para un total de -2. Muy pocos han podido llevarse a su casa la sensación de haber vencido a Oakmont, aunque sólo sea de forma parcial. Pablo ha demostrado en el US Open que tenemos jugador para rato y que son muchas las alegrías que tiene guardadas para el golf español.

Por último, José María Olazábal concluyó el último día con una vuelta de +4 para un total de +20. Terminó en el puesto 45º.