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Que todos los días raros sean así

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El juego de Jon Rahm (-5) fue de granito el jueves. Muy consistente. Sencillamente ocurrió que no embocó demasiado y terminaba firmando ‘solo’ un 69. El viernes, sin embargo, el granito se transformaba por los primeros hoyos en simple arenisca. No había forma de agarrar una calle…

El vasco había pegado bien a la bola en el calentamiento previo a la ronda, pero una vez sobre el tee nada iba como tenía que ir… No obstante, no se come demasiado la cabeza. «Esto es golf. Hay días que te levantas y la bola no quiere ir a calle. Mi padre (que lleva su bolsa esta semana) me ha dicho en los primeros hoyos que me centrara sólo en coger alguna calle y que ya iría saliendo», ha explicado el jugador al finalizar la ronda, con el corte en el bolsillo sin problemas y dispuesto a dar guerra durante el fin de semana.

Porque esa es otra. El mocetón de Barrika no es amigo del postureo. Cuando dijo que venía a ganar el OHL Classic at Mayakoba lo hizo sin afectación. Le sale natural. Por eso, nada más firmar la tarjeta tenía clara la referencia: el liderato y sólo el liderato. «No tengo nada que perder y sí muchos golpes que recuperar. Siete. Creo que mañana voy a ser un poco más agresivo con las banderas que pueda».

Volvamos a su actuación en la segunda jornada. Rara. O al menos así la calificaba el propio Jon ante su madre caminando hacia el tee del hoyo 12. «Que día más raro», decía. Tenía su sentido: venía de hacer birdie en el 11 después de fallar la salida (otra más) por la derecha, de pasarse de vuelo el green con el segundo tiro y de embocar gracias a un chip fino marca de la casa. A partir de ahí se estabilizaba, aunque todavía seguirían apareciendo algunos fantasmas cada vez que trataba de abrir la bola y ella, desobediente, salía casi directa a la izquierda. El eagle en el 13, enchufando un purazo mayúsculo desde unos diez metros, aseguraba el corte y relanzaba sus opciones.

Diga lo que diga o piense Jon Rahm, es de puro sentido común apuntar que el joven amateur español ya ha sobrepasado esta semana las mejores expectativas, cómodamente situado en el top-25 del torneo y habiendo sido capaz de darle la vuelta a una jornada que había salido cruzada. Él hace muy bien en ponerse el cielo por objetivo, y además resulta refrescante escucharle, pero los demás no podemos situar las exigencias al mismo nivel. No sería justo hacerlo cuando ni siquiera ha arrancado su carrera profesional.