Las ruedas de prensa de Jon Rahm siempre dejan titulares e historias de las que merece la pena disfrutar. La que ha recordado esta noche nada más proclamarse ganador del American Express, igualando así las nueve victorias en el PGA Tour que logró en su día Seve Ballesteros, ya era conocida, pero no por ello deja de ser interesante recordar cómo el destino quiso que el golf irrumpiera en su familia cuando él apenas era un crío. Una pasión que caló en el padre del campeón de Barrika viendo jugar al genio de Pedreña en un histórico torneo en Valderrama.
Con su triunfo en el Stadium Course de La Quinta, Rahm iguala el número de triunfos que Seve alcanzó a lo largo de su carrera en el circuito estadounidense, donde jugó esporádicamente sin la continuidad que está teniendo Jon. Aunque el golfista vasco, conocedor como pocos de las estadísticas de Ballesteros, no dudó en lanzar esta pregunta al periodista que le recordó el asunto: «¿Estás contando sus cinco majors como victorias en el PGA Tour?». Algo que no se le escapaba a Rahm: «Ah, bueno, un pequeño asterisco ahí, correcto (risas)».
«Mi padre empezó a jugar al golf por la Ryder Cup de 1997 y la capitanía de Seve, así que básicamente es lo que me ha traído hasta aquí»
«Quiero decir que Seve no jugó a tiempo completo en el PGA Tour. Así que el hecho de que tuviera nueve victorias es algo espectacular. He tenido la suerte de igualar muchas cosas de las que hizo y si alguna vez logro superarlas sería increíble. Mi padre empezó a jugar al golf por la Ryder Cup de 1997 y la capitanía de Seve, así que básicamente es lo que me ha traído hasta aquí», explicó el de Barrika ante los medios de comunicación estadounidenses.
«Hace poco le pregunté: ¿Si tus amigos no hubieran estado allí para verlo, qué estaríamos haciendo ahora? Quién sabe, no tengo ni idea… Por eso me tomo tan en serio representar a España y por eso el legado de Seve es tan importante para mí», insistió Jon.
«Cuando Seve empezó a jugar al golf creo que había 30.000 personas con licencia en España. En el momento de su muerte eran más de 350.000. Así que cuando empecé a jugar yo eran trescientas y algo mil, y me encantaría mejorar eso. Sé que será difícil llegar al nivel que él alcanzó, pero si puedo aumentar ese número y hacer que el golf sea más popular en España seré un hombre feliz», finalizó Rahm, siempre respetuoso con el legado del genio de Pedreña y con el golf de nuestro país.
