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Rough hambriento, greenes que escupen

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Hace un año los mejores jugadores del mundo se encontraron con un Firestone diabólico. Al margen de la dificultad que ta entraña este recorrido, la preparación del campo tenía reservada una sorpresa a los jugadores: el rough se tragaba las bolas literalmente, y además el tallo de la hierba era como un muro de contención para el palo …

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Sergio, hoy de prácticas en Firestone

No en vano, sólo el ganador (Tiger, quién si no) consiguió finalizar el domingo venciendo al par 70 de Firestone.

Este año las condiciones del rough son similares, aunque parece que algo más benignas.

Otra cosa son los greenes… Es evidente que en un WGC nunca vamos a encontrar unos greenes receptivos y, en defintiva, sencillo para el jugador. Sin embargo, las primeras sensaciones de los jugadores que ya han realizado vueltas de entrenamiento son que los greenes presentan un estado maravilloso… y rapidísimo. 

Se habla de una velocidad de 13, que son palabras mayores cuando ni siquiera ha empezado la competición. Para que se hagan un idea: si bien el secretismo del Augusta National hace muy complicado comparar datos, la rapidez de sus greenes suelen establecerla los analistas en torno a esta cifra de 13.

Ya que hemos citado a Tiger podemos recordar lo que aconteció hace justo un año. Después de un British accidentado, el californiano se encerró a cal y canto. Cualquiera podría pensar que lo que hizo Woods fue pegar cubos y cubos de bolas… No fue así: él ha reconocido que en aquellas semanas que separaron el 'major' británico de su reaparición en Firestone lo que hizo sobre todo fue reflexionar sobre su swing, darle vueltas a la cabeza, además de, por supuesto, dar algunas bolas. Ya saben cuál fue el resultado.