En octubre de 2017, después de una brillante carrera amateur como jugador de la Louisiana State University que le llevó a convertirse en el NCAA Division I Jack Nicklaus Player of the Year y a representar con éxito a su país en la Arnold Palmer Cup, Samuel Holland Burns, conocido a nivel deportivo como Sam Burns (-22), debutó como profesional en el PGA Tour disputando el Sanderson Farms Championship.
En aquel primer torneo en el que dejaba atrás su condición de aficionado finalizó en el 43º puesto empatado. Aunque difícilmente podría imaginar que apenas cuatro años después volvería al Country Club of Jackson, al oeste de Detroit, para lograr la victoria, segunda de su carrera en el circuito, tomando el relevo del español Sergio García, ganador en 2020. Un recuerdo ya imborrable en el campo en el que dio el salto y donde ya peleó por el triunfo hace un par de años.
Este domingo, remontando el golpe de desventaja con el que comenzaba la última ronda del torneo respecto a Sahith Theegala (-19), ha entregado una fantástica tarjeta de 67 golpes, con siete birdies y dos bogeys, para imponerse con un golpe de ventaja sobre Nick Watney (-21) y Cameron Young (-21), y dos sobre un grupo de cuatro jugadores en el que destacaba el sueco Henrik Norlander (-20), el mejor del día.
Sam Burns, tercero en el Genesis Open este mismo año, segundo en el AT&T Byron Nelson y segundo empatado en el WGC Fed-Ex St. Jude Invitational, ha llegado para quedarse y no para de escalar posiciones en las principales clasificaciones. Compartirá el primer puesto de la FedEx con Max Homa, ganador del primer torneo del nuevo curso, y si no se mete en el top 20 del ranking mundial mañana, le faltará poco. Ojo con este chico…