Charley Hoffman (-5) es el líder en solitario del Charles Schwab Challenge después de la primera jornada, que se ha disputado en un Colonial Country Club remozado y duro. Los greenes, recién reconstruidos y firmes, y el viento, se han bastado y sobrado para complicar mucho las cosas a todos. Hoffman, por cierto, merece todo el crédito, pues ha jugado en el turno vespertino, cuando más ha soplado el viento, y ha sido capaz de arrebatar el liderato a un amplio grupo de cinco jugadores, que habían salido en el turno matutino y que firmaban tarjetas de 66 golpes, cuatro menos en el día (Tony Finau, Brian Harman, Davis Riley, Martin Laird y S. H. Kim).
Y en tales circunstancias y condiciones Scottie Scheffler (+2) ha mostrado seguramente la versión más de carne y hueso que se le recuerda en mucho tiempo (meses, seguro, e incluso años). Hay que matizar: en realidad, el Número Uno del mundo ejercía como tal, con todos los galones, durante el primer tercio de la vuelta, donde sacaba adelante un parcial quirúrgico de dos menos y apuntaba ya a la parte más alta de la tabla, en la línea de lo que viene haciendo en los últimos tiempos, a excepción de esa tercera ronda del PGA, la pasada semana, que quizá debamos poner entre paréntesis por los hechos extradeportivos acaecidos y de sobra conocidos.
Después llegaba una inaudita desconexión, tratándose de este jugador. El texano, a partir del hoyo 7, comenzaba a fallar desde el tee y, cuando no lo hacía, erraba el segundo tiro. No salía de un problema y ya se había metido en otro. Tampoco encontraba su temple característico alrededor de los greenes, ni el putt lo sacaba de los apuros (esto último, lo del putt, tampoco es tan noticioso), así que los bogeys iban cayendo. Hasta llegar al hoyo 13, par 3, donde se le iba a juntar todo: fallaba la salida y se iba al agua; fallaba el golpe desde la zona de dropaje y no cazaba el green; se quedaba casi tres metros cortos con un chipecito desde el rough y, naturalmente, fallaba el putt y firmaba el triple bogey… Sorpresa y estupor.
De acuerdo, Scheffler también es de este mundo, pero no deja de ser un gran campeón. Cuando peor tenía las cosas después de firmar un parcial de cinco arriba en siete hoyos, del 7 al 13, cuando de verdad parecía que caía a plomo y en barrena, recuperaba las mejores sensaciones y la concentración. A partir de ese momento iba a coger todos los greenes en regulación, pateando siempre para birdie, convirtiendo uno y hasta dejándose por el camino alguna opción más que buena, como la del hoyo 16, desde apenas dos metros. Hoy, de momento, se ha quedado a siete golpes del líder en un torneo que anda muy apretado, pero ya veremos a cuánto se queda mañana, porque lo que dicta el sentido común es que mañana viernes recuperará los superpoderes… Señores, que estamos hablando de Scottie Scheffler.
Jorge Campillo (+3), también en el turno vespertino, igual que Scheffler, las ha pasado canutas por los primeros nueve del Colonial, con muchos problemas desde el tee en este tramo y también para atinar con la fuerza en los putts largos (ha hecho cinco bogeys y tres de ellos han llegado después de hacer tres putts). Sin embargo, ha reaccionado con coraje por la segunda mitad del recorrido texano y todavía va a tener la oportunidad de salvar un corte que mañana, si las condiciones de juego no cambian demasiado, podría irse incluso a +2.
