Jon Rahm (-7) es colíder del Mexico Open después de firmar una tarjeta de 64 golpes en la primera jornada del torneo. En el momento de editar esta crónica le acompañaban en lo más alto de la tabla hasta cuatro jugadores: Trey Mullinax, Brendon Todd, Jonathan Byrd y Bryson Nimmer, todos ellos jugadores del turno matutino de juego, que se ha disputado en condiciones más favorables, con menos viento, hasta el punto que, todavía con muchos jugadores en el campo, no parecía que nadie fuese a tener la oportunidad de superar a este nutrido grupo de cabeza.
Esta puesta en escena del ‘morrosko’ de Barrika, esta vuelta de golf potente e inmaculada, nos suena de algo. Jon no ha hecho de tee a green nada que no haya repetido una y otra vez este año 2022: muchas calles (hoy sólo ha fallado una), muchos greenes en regulación (ha cazado 15), infinidad de opciones de birdie, unas más razonables, otras no tanto… Sin embargo, hace unas semanas, exactamente este mismo despliegue no habría encontrado el premio y el alivio de un ‘score’ tan próspero. Es así de sencillo: esta tarjeta de 64 golpes se habría quedado a lo sumo en una de 68 o 69, puede que incluso en una de 70 si el día llegaba a torcerse de verdad…
Porque hace unas semanas, en Phoenix, en Riviera, en Bay Hill, en el TPC Sawgrass, incluso en Augusta, por poner algunos ejemplos, sus mejores rondas de golf (no todas fueron magníficas o redondas, como es lógico) casi nunca terminaban de romper decididamente al alza. Es probable que hace un tiempo Jon no hubiera convertido el putt de cuatro metros y medio que hoy sí enchufaba en el hoyo 12 (había salido por el 10) para estrenar el casillero de los birdies. Le costaba una barbaridad hacer birdies desde más allá de los tres metros. Hace unas semanas no habría embocado ese chip fino y delicado del hoyo 13, porque en sus vueltas no terminaban de ‘suceder cosas’, no cristalizaban esos bonus que tanto alivio y temple procuran. Es posible que hace unas semanas tampoco hubiera embocado desde apenas tres metros en el 18, como sí lo ha hecho hoy, y por supuesto, de ninguna de las maneras habría enchufado ese purazo desde unos doce metros para hacer el eagle en el hoyo 7, el par 4 corto donde el vasco cazaba el green desde el tee con un soberbio drive, ya en la recta final de su vuelta.
Puede que resulte un análisis simplón y hasta ingenuo de lo que ha ocurrido hoy en la ronda del español, pero seguramente sea el mejor modo de explicar lo que ha pasado y lo que, desde luego, hace unas semanas no pasaba. De hecho, hemos asistido a rondas del español en las que llegaba a fabricarse más y mejores opciones de birdie que hoy en el Vidanta Vallarta Golf mexicano, en su recorrido de nombre Norman Signature.
¿La razón de este cambio de dinámica o tendencia? Es muy posible que ni siquiera el propio jugador llegue nunca a saberla. Por si acaso, apuntamos una posibilidad: quizá a Rahm le haya costado un poco más de la cuenta dejar que las cosas sucedieran con naturalidad, que los buenos registros cayeran por su propio peso, o mejor dicho, por el imponente peso de su juego de tee a green. No es algo nuevo en su carrera (ni en la de nadie) y ya se sabe que, si hablamos de golf, del puñetero golf, una ligera e inconsciente desviación en el enfoque puede enredarte más de la cuenta.
Nada de esto significa que Jon vaya a ‘fotocopiar’ ahora tarjetas de 64 golpes como el que hace churros. Pero ya es magnífico asunto que al fin haya podido exprimir todos los talentos. Sea como sea, da la clara sensación de que para ganar esta semana en tierras mexicanas habrá que irse incluso más allá del acumulado de -20, aunque habrá que permanecer atentos a las evoluciones del viento, que en esta primera jornada, por ejemplo, ha soplado más fuerte por la tarde de lo que dictaban las previsiones. En todo caso, todavía es muy posible que hoy mismo el registro de 66 golpes, cinco menos en el día, se quede incluso fuera del top ten.
El corte, por su parte, bien podría irse mañana hasta -3 o -4, así que Rafa Cabrera Bello (+4) se ha quedado ya en una situación límite tras firmar un 75. La razón de este resultado tan abultado hay que buscarla sin duda alguna en su errático desempeño con los hierros, bien en su versión de segundos tiros o en la del disparo desde el tee en los cinco pares 3 del recorrido (en total, sólo 7 greenes en regulación y asimismo un escaso acierto en las recuperaciones alrededor de los greenes), hoyos cortos en los que acumulaba un terrible parcial de cinco arriba.
