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Sean O’Hair gana un valioso Quail Hollow

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A Sean O’Hair no se le aparecieron los demonios de Bay Hill, donde dilapidó
una ventaja de cinco golpes para perder frente al número uno del mundo…

Esta vez también tenía a Tiger pisándole los talones, pero ese era el menor
de sus problemas. Phil Mickelson era el líder en casa club con -8, y Bubba
Watson y Lucas Glover le perseguían de cerca y, en ocasiones, le
arrebataban el liderato.
Pero O’Hair aprendió bien la lección del Arnold Palmer Invitational:
«Perder en Bay Hill me dolió. Y aunque es duro perder así, perdiendo una
ventaja de cinco golpes contra Tiger, aprendí la lección. Hablé con mi
entrenador. Hablé con mi caddie, Paul (Tesori). Y todos llegamos a la
conclusión de que lo que tenía que hacer es seguir poniéndome en esas
situaciones, y en algún momento aprender a ganar. Es estupendo ganar tan
pronto después de Bay Hill».
La victoria de O’Hair (-11) resulta especialmente valiosa, toda vez que en
Quail Hollow, un campo envenenado, participaban los mejores jugadores del
mundo, y muchos de ellos en un excelente momento de forma. Además, el joven
O’Hair no cimentó su victoria con el putter. De hecho, no metió ni un solo
putt de más de tres metros, lo cual dice mucho de lo fino que anduvo de tee
a green.
Bubba Watson y Lucas Glover fueron segundos con -10, y Tiger cuarto en
solitario con -8. Entrevistado por la CBS, el reportero preguntaba al
número uno del mundo cómo podía considerarse perdedor con cuatro tarjetas
de par o bajo par, en un complicadísimo campo, jugando con los mejores del
mundo y dándose una oportunidad de victoria tan clara. Tiger respondía
contrariado: «No he ganado. Se puede decir que hoy he sido perdedor». Para
Tiger no hay medias tintas, ni semanas de buen juego de las que sentirse
satisfecho: o se gana o se pierde.
Phil Mickelson fue quinto con -8, empatado con otros cinco jugadores. Entre
ellos, el mejor europeo: Ian Poulter.
A pesar de lo sucedido en Bay Hill, el joven O’Hair, de 26 años de edad, no
pudo ocultar su admiración por Tiger camino de la casa club. Sean caminaba
con su hija de la mano y Tiger se acercó para felicitarle. O’Hair no perdió
la oportunidad de indicarle a su hija que aquel hombre era nada más y nada
menos que Tiger Woods. Tiger, cada vez más desenvuelto con los niños
(seguramente gracias a los dos que tiene en su casa), cambió totalmente el
gesto, saludó sonriente a la pequeña y consiguió que le devolviera el
saludo; toda una proeza tratándose de una niña de cinco años. ¿Se nos
estará ablandando la bestia?